Cambios

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Alice P

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Alice P. O. V.

Mi cuerpo tenía hematomas, no eran tan graves, pero las tenía, y mi cadera como mi vientre me dolía cuando caminaba. Me encontraba dándole de comer a Sebastián mientras hablaba por teléfono con mi madre, contándole que Sebastián se negaba a comer, lo cual ya me encontraba cansada, no solo porque él no comía, sino, porque después de lo de Brahms, ambos quisimos seguirle en la ducha, y no puedo mentir, me gustó, pero dolió bastante, y todavía me dolía. Mire el plato de comida de Sebastián, cuando escuche pasos, Brahms entraba a la habitación con una sonrisa, era la primera vez que lo veía sonreír sin timidez o nervios, pena y entre otras, él se posó detrás de mí y me abrazo por los hombros, acepte su abrazo, mientras Sebastián solo intentaba saltar de su lugar.

Pero ya sabes cómo es, ¿por qué le sigues creyendo? —pregunté mientras volteaba a ver a Brahms, él me miró confundido, inclinó su cabeza y se sentó cerca de mi, hice una señal sobre si quería comer, y él solamente asintió.

Me levante de mi lugar sintiendo aquel dolor agudo en mi vientre, provocando que hiciera una leve mueca, pero seguí mi recorrido, encendí la estufa y comencé a calentar la sopa que había quedado el día anterior.

¿Qué tiene de malo creerle? —preguntó esta vez mamá. Brahms se levantó y se sentó en donde yo estaba antes, y tomó mi lugar de darle de comer a Sebastián—. Eduardo dijo "prometo no dormirme", y como por fin lo había aceptado, preferí creerle.

Pero te mintió de nuevo, mamá —volví a decir con una sonrisa—. En fin, ¿cómo está Jasmine? La otra vez, Abbey vino a la casa a quedarse con Celine.

¿En serio? ¿Y ahora que pasó? —preguntó mamá. Era obvio que sabía que algo había pasado, mamá nos conocía, y sabía perfectamente cuando algo nos pasaba.

Javier volvió hacerlo, y... Por fin le va pedir el divorcio a Javier —informé, pude escuchar un suspiro de alivio al otro lado de la línea, sonreí aún más—. Se escucha hasta aquí tu alivio y felicidad de que Abbey ya se divorcie.

Lo lamento, cariño. Pero ese es solo otro pendejo más —dijo mamá mientras yo sólo revolvía un poco la sopa que estaba en el sartén—. La cuide demasiado de los hombres, y mira lo que paso, siguió con el mismo pendejo de antes.

Mamá —regañe mientras reía—. En fin, ¿cómo está mi tía?

La platica era larga, y es que así eran mis pláticas con mamá, observe a Brahms, mientras le servía la sopa en el plato, se lo deje enfrente de él para que comiera, sonreí para caminar hacia Sebastián, no había comido mucho, pero se lo deje pasar, lo puse en la andadera para que jugará, mientras yo me sentaba a lado de Brahms para agarrar una de sus manos.

¿Cómo está Lionel? —preguntó mamá, parecía que estaba feliz—. Hemos hablado de todo, pero menos de Lionel. ¿Cómo está todo? ¿Sebastián se divierte con sus dos padres? A de ser hermoso que Sebastián vea como sus padres lo aman y se aman tanto... —estaba hablando con nostalgia, era obvio que se estaba sintiendo culpable porque yo no crecí así.

No te conté, pero Lionel me puso los cuernos con su secretaria, o algo así —dije, en realidad no sabía si era secretaria o no, pero era parte de su trabajo—. La cosa es que me voy a divorciar, o mejor dicho, quiero darle el divorcio. Aunque lo más seguro es que no va aceptar.

¿Te engaño ese pedazo de mierda? —exclamó mamá desde la otra línea—. Y yo que pensaba que era buen tipo, hasta lo invite a comer con nosotros, charlamos perfectamente. Cuando Eduardo se enteré, se va a enojar demasiado.

Mamá, no quiero que le cuentes a nadie más, solo a Eduardo y si quieres, a Jasmine. Pero a mis tías no, por favor —pedí, y es que, conozco a mamá, siempre les quiere contar a todos lo que les pasa a sus hijas—. Y pido lo mismo con el asunto de Abbey.

No te preocupes, Alice. Yo me quedaré callada —dijo mamá—. Bueno, me voy, tengo que darle de comer a Eduardo.

Claro, mamá; adiós —me despedí por fin, colgué el teléfono y me acerque a Brahms, quien me volteo a ver mientras comía—. Pensaba qué, cómo ayer no pude ir, ir hoy a comprar tu ropa, y...

—Quiero trabajar —soltó sorprendiendome por completo, me quedé estática y lo observe fijamente, ¿trabajar? Pero, ni siquiera tenía los estudios requisitos.

—¿Estas seguro? No tienes estudios necesarios, y... —no me contestó, solo se levantó y salió de la cocina, decidida en no quedarme atrás, cargue a Sebastián y salí de la cocina para seguirle.

Caminamos hacia el despacho de la casa, aquella habitación ni Lionel y yo habíamos entrado, ni arreglado, ya que no lo necesitábamos para nada, yo había querido usarlo para mi trabajo, pero Lionel me comentó que era mejor que estuviera con Sebastián. Al entrar, pude ver la habitación ordenada, aunque en el escritorio había muchos papeles, estornude por el poco polvo que había allí, me acerque a Brahms quien había tomado unos papeles de un cajón, me miró con una sonrisa.

—Sí los tengo —sentenció para acercarse a mi, me entrego los papeles, los tomé mientras le entregaba a Sebastián, ¡tenía estudios! Y eran mejores que los míos, y debía reconocerlo—. Hola, Sebastián —saludó sorprendiendome más, levante mi mirada para verlo, se encontraba jugando con Sebastián, y eso me alegraba, él iba ser un gran padre.

—Brahms, eres más inteligente que yo —felicite para ponerme de puntilla y darle un beso en los labios, el cual me correspondió tomándome de la cintura y acercándome más a él, tanto que me levanto del suelo por unos minutos—. Con esto puedes tener un trabajo estable aunque no tienes papeles de universidad, aunque puedes estudiar por Internet... ¿Y en qué quieres trabajar?

—Bombero —respondió alzando los hombros con simplecidas—. Me gustó la idea, y creo que me iría bien. Solo que mi apellido...

No entendí lo que me quería decir, mire los papeles de nuevo encontrándome con su apellido, quedé estática, él en realidad era el dueño de esta casa, y era millonario, levante la mirada una vez más para verle el rostro.

—Eres un Heelshire, ¿por qué nunca me lo dijiste? —pregunté sin entenderlo—. ¿Y qué tiene que ver tu apellido?

Él nego—. Ya lo arreglaré —sentenció para inclinarse hacia mí y darme un beso en los labios.

Entre a la habitación para dejar a Sebastián jugar en la cama con sus muñecos mientras yo sacaba la ropa sucia para lavarla, hoy me tocaba lavarla, Brahms entró y dejó su ropa, la cual, acepte. Brahms se encontraba bien vestido, y eso era algo bueno, habíamos sacado ropa de su padre del ático para que la utilizará en su búsqueda de trabajo, se despidió de mi con un beso en la comisura de mis labios, y salió de la habitación.










































































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¡NUEVO CAPÍTULO!

Espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar, eso me ayuda mucho en seguir.

Adivinen, quiero hacer una historia de Michael Myers, me eh visto todas sus películas, leído fanfics, y tengo millones de ideas.

Por otra parte, acabo de sacar un libro con notas sobre mis personajes, donde pueden apreciar más como son y que piensan en algunas cosas.

Y por otra parte, me disculpo por no actualizar ayer, ya que mi Internet no funcionaba bien.

Besos.😘💙

𝐓𝐎𝐗𝐈𝐂 𝐏𝐎𝐒𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora