Gloriana volverá a sus arriesgadas aventuras con magia, esta vez, de la mano con su tía abuela Anastasia Romanov hasta viajar de nuevo por el tiempo para poder resolverlo todo.
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Al final sí se necesitó de ayuda por parte de otras personas aje...
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Mi desesperanzado padre literalmente no paró de orarle a Dios sin comer ni hablar con nadie durante 3 días mientras estaba encerrado en una vieja capilla del palacio hasta que el milagro que pidió con tanto fervor se cumplió tal cual, pues se arrepintió de todo corazón por lo que me hizo esa mañana de sus actitudes machistas conmigo luego de que con muchísimo esfuerzo los salvé de la muerte, ya que logró comprender de que esa fue la única salida que me tocó para no volverme loca de dolor en 1918 y mi presente.
Y ni que hablar del resto de mi familia, ya que todos estaban muertos de tristeza y agonía por mi al mi condición de salud empeorar cada día más por culpa de la maldita hemofilia que heredé, pues según los médicos era casi improbable de que lograra sobrevivir así que, principalmente mis 2 tías fueron las que más sufrieron y gritaron tras ser con las que más tiempo compartí.
—¡Ohhhhh!, ¡No mi niña hermosa NO! -exclamó mi tía Christelle llorando como loca a mi lado mientras que acariciaba mi cabello con dolor y nostalgia.
—¡No debía de ser ella!, ¿POR QUÉ DIOS MÍO? —exclamaba igualmente mi tía Rachel con un agudo grito de desesperación tras también estar muy preocupada por mi.
—Y entonces... Si mi mamita muriera ahora mismo nosotros también desapareceríamos y volveríamos al oscuro futuro o al salvaje 1918 para siempre, eh? —Preguntó mi pobre hija Mary con un tono de voz agobiante y estresante, pues se sentó en un rincón para llorar.
—¡Shhh!, mi amorcita, no digas eso tan malo en frente de tu mami, pues ella nos escucha aunque esté dormida, así que anda, ven con tu prima Emma, ya que jugarás con tu hermanito Ángel y con tu primita Naty en el salón de juegos del palacio mientras que nosotros cuidamos de tu madre. —dijo mi hermana Catalina hallándose muy preocupada, pues tomó de la mano a mi hija para llevársela hacia otro lugar.
—¡OH NO!, tía Catalina, ¡Yo quiero estar con mi mamá!, ¡Por favor!
—... Anda, ven conmigo ahora, pues este lugar no es para ti, ¡Ay no Mary!, ¡Camina por Dios!, ¡Ah!, y cuidarás de tu hermanito, de Emmaline & de Nathalia hasta que yo llegue, ¿De acuerdo mi niña? —dijo mi hermana Catalina al encontrarse algo cansada y llena de rabia, pues perdió la poca paciencia que tenía con mi hija.
—Pero tía, ¡Emmaline ya no es una niña chiquita!, ¡Ushhh!, de acuerdo, lo haré, aunque esto me suene más a ser su niñera que cualquier otra cosa porque lamentablemente soy hermana mayor. —aseguró mi hija estando muy enojada, pues frunció el ceño mientras que le torcía los ojos a su tía Catalina.
—¡No, no, no!, ¡Yo NO puedo más con este dolor! —aseguró mi madre encontrándose casi a punto de desmayarse tras vivir tantas emociones en los últimos días.
—Te entiendo hermanita, vamos, andando, la pobre de "Anita" necesita descansar mucho. —dijo mi tía Christelle con mucho dolor y preocupación mientras que se secaba las lágrimas en señal de nostalgia, pues se le salió por accidente el recordar mi viejo nombre.