Gloriana volverá a sus arriesgadas aventuras con magia, esta vez, de la mano con su tía abuela Anastasia Romanov hasta viajar de nuevo por el tiempo para poder resolverlo todo.
🔮🔮🔮
Al final sí se necesitó de ayuda por parte de otras personas aje...
—A ver, a ver, ¿Qué es lo que quieren de mi, ehh? —pregunté molestádome mucho pues me habían alejado de mi prima y ahora estaba en otro lugar totalmente desconocido para mi.
—¡Princesa ser la única capaz de hacer esto a mi princesa! —aseguró de pronto un hombre extraño con larga barba y vestuario extravagante.
—¿Perdón!?, ¿Quién es usted!? —pregunté algo asqueada y con las manos entumecidas al estar atada a unas frías cadenas de acero.
—¡Vas a hacerle caso al hombre!, ¡¡¡Solo tú eres capaz de lograr esto ahora!!!, ¡¡Por favooooor!! —aseguró el supuesto líder que me había secuestrado llorando un poco.
En esos momentos pude ver la magnitud de sus extrañas palabras pues de pronto apareció una mujer vestida con una bata blanca, largos collares y cabellera marrón colocha alborotada rodeada de una sin igual aureola hecha de hojas secas sosteniendo entre sus brazos a una pequeña niña la cual estaba muriéndose.
La verdad no pude contener mis lágrimas y enseguida busqué la manera de hacer que la pequeña pudiera mejorar haciendo todo lo posible para que los que me tenían cautiva me dejaran salvarla llevándome una enorme sorpresa, ya que esa era sus reales intenciones desde el principio.
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—Ex reinita, nosotros solo queremos que salve a la princesa "Kodaeida" y ya, se lo juro, solo usted es capaz de hacer que ella se sane. —aseguró el hombre que me secuestró hincándose ante mis pies.
—¡¿Pero qué!?, ¿Entonces no quieren un inicio de guerra?, ¿Para eso me secuestraron?, ¡¡¡Pudieron causar estragos en mi familia!!!, como por ejemplo que mi padre renunciara a todos MIS sacrificios durante estos años, ¡¡¡Pude haber venido de una manera más adecuadaaaaaa!!! —dije fuertemente llorando mucho al verme en esa situación.
—¡¿Guerra!?, no, somos una tribu pacífica, solo queríamos esto y ya, ¡¡¡Ande, sane a nuestra princesa!!!—aseguró el hombre con largas barbas soltándome por fin de las cadenas.
—¡Ohhhhhh!, es que yo..... Yo no se si pueda lograrlo, solo DIOS es quien puede interceder, yo no. —dije algo temerosa temblando de pies a cabeza.
—¡Pues entonces ex reina morir si no lo hace ahora! —dijo de pronto otro de los nativos apuntándome con una lanza en el rostro.
—Por favor entiéndanme, ¡¡¡Yo no puedo hacer milagroooooos!!!, ya no tengo nada de magia, a menos de que.... ¡¡¡Ohhhhhhhh!!! —exclamé sorprendida al recordar una posible conexión con la magia nuevamente.
La niña era hermosísima física y emocionalmente: su rostro era moreno tal cual canela reflejando su gran bondad, sus ojos azules como el mar y su sonrisa deslumbrante pues al verme cerca suyo supo de inmediato que con ayuda de Dios y mis poderes yo la podría sanar.
—¡De acuerdo, yo la sanaré!, pero antes necesito saber qué le pasó para que se enfermara así. —aseguré un poco nerviosa sonriéndole a la niña.
