Momentos en el tiempo

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"¿No es asombroso? Pero quería que fuera naranja. Oh, bueno. ¡Vamos a entrenar ahora!"

"Muy bien", suspiró Itachi. Le confundio lo que representaba el anillo. Pero no había nada raro al respecto.

Itachi se sentó en una roca, meditando, mientras Naruto estaba ocupado tratando de romper un montón de hojas con su chakra. Le llevó veinte minutos, pero finalmente lo consiguió.

"Ahora puedes comenzar el próximo ejercicio de control de chakra. Caminando por el árbol", Itachi envió el chakra a sus pies y trepó al árbol. "Ahora lo intentas". El niño tenía mucha energía y cuanto más entrenaba, menos energía podía tener para causar problemas.

Naruto consiguió la caída del árbol caminando en una hora. Itachi pensó que probablemente tenía algo que ver con el hecho de que Naruto ya, en su subconsciente, sabía cómo hacerlo. Caminaban hacia un lago para que el niño pudiera practicar caminar en el agua. cuando vieron una cara familiar, sentada al borde, con la caña de pescar en la mano.

"Hola Itachi", saludó Kisame, "Enano".

"¡No soy una enana!" Naruto sacó la lengua.

"Kisame", Itachi asintió. "¿Qué estás haciendo aquí?"

"Voy a pescarnos algo de cenar. ¿Y tú?"

"No había nada más que hacer, decidí entrenar a Naruto. Ejercicios de control de chakra de bajo nivel y cosas así".

Él resopló, "¿Estás seguro de que los camarones pueden manejarlo? Podría ser demasiado para el pequeño bebé".

Naruto arrugó la nariz y agitó la mano frente a su cara. "Papi, ¿podemos ir a entrenar a otro lugar? Huele a pescado aquí".

Kisame sonrió malvadamente y comenzó con voz profunda y aterradora para asustar al niño. "¿Seguramente no estás hablando de mí?"

"¿Podemos ir al acuario?" Preguntó Naruto.

Itachi había estado considerando entrenar en otro lugar para evitar las discusiones que seguramente estallarían entre su hijo y su compañero. La pregunta sobre el acuario lo confundió. "¿Por qué?"

"Para decirles que encontramos a su tiburón desaparecido".

Itachi disfrazó expertamente su risa como una tos. Naruto le sonrió mientras Kisame lo miraba boquiabierto. Antes de que pudiera surgir otra discusión, un pájaro gigante aterrizó a unos pocos metros de ellos.

Deidara saltó y caminó hacia el trío. "Hola", saludó perezosamente.

"¿Pensé que ibas a tomar un poco de elegancia en un viaje de placer? ¿Eras demasiado femenina para ella? ¿Te abandonó?" Preguntó Kisame.

¿Cómo se toma un pollo en un paseo? Espera, ¿qué es un viaje de placer? Se preguntó Naruto.

"No", miró Deidara. "La abandoné, sí. Ella seguía gritando asesinatos sangrientos todo el tiempo. Supongo que no podía soportar estar a cientos de pies en el aire demasiado bien".

Itachi había decidido acercarse a otro campo de entrenamiento. Estaba a punto de decirle a Naruto cuando Deidara lo interrumpió. "Por cierto, Kakuzu quiere verte. Dijo que solo tomará unos minutos", obviamente, a Deidara le molestaba tener que hablar con el Uchiha.

¿Diez minutos? Será más rápido si voy solo. Miró a su hijo. "Iré solo. Quédate aquí y no causes problemas".

"Está bien", sonrió Naruto e Itachi se fue. Kisame sonrió, ya que su compañero se había ido; iba a ser fácil aterrorizar al enano.

"Hola camarones, ¿qué vas a hacer ahora? Con Itachi desaparecido, ya no queda nadie para protegerte".

"¡No necesito a nadie que me proteja de ti, sospechoso!"

"¿A quién llamas pescado, enano?"

"¡Ja! ¿Es enano todo lo que tienes, pescado frito?"

Y los insultos continuaron volando mientras Deidara escuchaba divertida.

"¡Cara de Gil!"

"¡Frito pequeño!"

"¡Palo de pescado!"

"¡Eres uno para hablar, pastel de pescado!"

Desearía tener palomitas de maíz. Pensó Deidara, descansando en la hierba. Había estado viendo a Kisame y Naruto ir y venir como un partido de tenis. Eran su fuente de entretenimiento por ahora.

"¡Al menos no huelo a pescado apestoso!"

"¿Ah, entonces es así?" Kisame agarró un pez que había atrapado con una mano y levantó a Naruto por el dorso de la camisa con la otra mano.

"¡Oye! ¡Déjate llevar, estúpido pez fuera del agua!"

"¿Por qué? ¿No quieres ser amigos?"

Naruto de alguna manera agarró el pescado de la mano de Kisame y ...

¡Aporrear!

... lo golpeó en la cara con eso.

"¡Bwahahaha!" Deidara se echó a reír, señalando. La cara de Kisame no tenía precio. Tenía la boca abierta, haciéndolo parecer un pez muerto.

Kisame comenzó asombrada. "Acabas de-"

¡Aporrear!