INEFABLE

P r i m e r o

Este es un relato que escribí hace un tiempo. Me gusta bastante cómo me quedó y quiero compartíroslo. Si os gusta, compartiré la canción en la que me inspiré para dicho relato.

--

Suave. Tranquilo. Sosegado.

Normalmente representado por una brisa fresca.
A veces conocido como el octavo color y, a veces, llamado nostalgia por confusión y no por completo error.
Otras representado por cuerdas de violín rasgadas con suavidad.
La mayoría de veces, como un piano tocando notas agudas que, repiqueteando contra tu pecho, te hacen sentir así:

Notas seguidas y agudas y, de tanto en cuando, una grave.
Una melodía suave por encima, una canción nostálgica, de aquella que te saca las lágrimas cuando puede.
Se alarga. Se alarga lo más que puede, y se detiene.
Todo calla.
Pero entonces la melodía se vuelve más grave, más lenta que antes, con una contramelodía más alegre por encima, y más aguda.
Una pregunta. Y una respuesta.
Las gotas repiqueteantes de fondo se intensifican. Más graves. Con mayor intensidad. Aún más rápido.
Y la voz grave grita. La voz débil le contesta, suavemente. La más menuda le intenta convencer, pero está llorando.
Las lágrimas que suelta la melodía débil se convierten en notas rápidas y agudas otra vez, mientras que la voz desaparece. Se desvanece en forma de notas de piano.
La melodía grave por encima. Llorando la pérdida de su compañera.
Poco a poco el nuevo dueto empieza a encontrar una conexión. Las notas agudas se mezclan con la melodía grave.
De pronto la melodía se transforma en una voz otra vez, y le habla a la melodía débil y aguda que se ha perdido como lágrimas de piano. La voz habla y las notas callan.
La voz habla y todo el mundo calla.

... y todo el mundo calla.

--

¿Qué sonido es?