P r i m e r o

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Lo primero que debes hacer es relajarte. No es como si esto fuera hipnosis. Aunque, claro, no puedo decirlo con certeza, pues no sé nada de hipnosis. Si lo es, no es intencional, eso te lo aseguro.

Sólo, relájate. Vacía tu mente. Es lo más importante del proceso. No leas estas palabras por encima. Concéntrate en ellas. Que esto no sea ninguna lectura exploratoria. 

Inhala.

Retén el aire.

Exhala.

Tus sentidos ya no están en ti.

Inhala.

Retén el aire.

Prepárate para una sensación que es por completo nueva.

Exhala.

Prepárate para sentir por primera vez un color.

¿Listo? Bien.

Comencemos.

Quiero que sientas intensidad. Sabes lo que es. Sabes como se siente. Siéntela. Esa misma intensidad que sientes después de un día de trabajo, después de un día de actividad física. Ese tipo de intensidad que conlleva al cansancio. Al cansancio placentero. Cuando estás agotado pero satisfecho.

¿Lo sientes?

Ahora, siente calor. No ese tipo de calor incómodo. Sino más bien ese calor que es bienvenido. Ese calor que ansias de vez en cuando. Ese calor que sonroja tu piel, haciéndote sentir saludable.

¿Ya vino a ti?

Siéntete agresivo. Agresivo de manera productiva. Esa agresividad útil. Que tiene un fin. Como cuando estás dispuesto a dar la cara por alguien. Dispuesto a derramar sangre. Y dispuesto a que tu sangre sea derramada. No es algo de lo cual sentirse orgulloso, pero el corazón es un constante causante de vergüenzas.

Siéntete en peligro. Siéntete amenazado. Siente que vendrán por ti en cualquier momento.

Por último, siente pasión. Siente lujuria.

Siente amor.

Ya lo tienes, ¿no?

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora