Capítulo 13

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Lena

Han pasado varios días desde que Owen me dejo en la puerta de mi apartamento, y todavía no puedo dejar de pensar en él o en ese beso que compartimos. Desde aquella noche me ha enviado mensajes de texto varias veces al día. Cada mañana ha comenzado con un mensaje de texto de él que dice

Buenos días, Hermosa

No puedo evitar sonreír por los mensajes aleatorios que envía. Me pregunto sobre mis flores favoritas, el día de mí cumple años, mi color preferido, el nombre de mis padres, la lista sigue y sigue. Descubrí que tenemos cosas en común, además que tuve la oportunidad de conocerlo un poco más, tiene una adicción por las cosas dulces, toca la guitarra, le disgusta despertar tarde en la mañana y odia la cebolla.

Despejo un poco mi mente y tomo un trago de mi café. El teléfono de mi escritorio se ilumina, levanto el auricular.

—Lena, tu última cita está aquí—Doris me anuncia.

—Gracias—Cuelgo y vuelvo a mi computadora. Miro hacia arriba cuando alguien toca la puerta abierta.

Mi corazón se acelero en mi pecho, Owen esta aquí, guapo a morir. Su camisa azul rey se moldea a su cuerpo, note que ese color le queda particularmente bien.

— ¿Qué haces aquí?—no puedo ocultar la sorpresa en mi voz.

—Ya pasaron tres semanas Doc. — retira su gorra y sacude su cabello—Hola—Un resplandor cálido brilló en sus ojos y sus labios se levantaron en una sonrisa.

—Lo había olvidado—Sentí mis mejillas calentarse—Hola Owen.

Cierra la puerta y camina hacia la silla situada frente a mi escritorio.

— ¿Cómo te sientes después de estas tres semanas?—Abro el historial clínico de Owen y trato de adoptar una postura profesional.

—Estupendamente, puedes comprobarlo en persona—me lanza un guiño.

Aclaro mi garganta— Puedes sentarte en aquella camilla—Obedece y agradezco que en esta ocasión tenga pantalones cortos—No soy fisioterapeuta, solo te ayudare por esta vez con algo muy sencillo.

>>Mi padre lo es, podrías visitarlo para que trate con el problema—Me observa rodear el escritorio y acércame a él— Voy hacer un leve masaje en la rodilla, durante unos diez minutos.

>>En los primeros minutos dolerá, después de calentar la zona el dolor disminuirá—Comento— ¿Listo?—Owen solo asiente.

—Bueno, entonces comencemos—Retiro la rodillera, froto mis manos frías, antes de ponerlas sobre su rodilla. Por unos minutos guardamos silencio.

—Eres bastante habilidosa con las manos—dice mientras retira un mechón de cabello de mi rostro, levanto la mirada hacia él y me rio un poco.

—Estoy tratando de hacer mi trabajo Señor Pryce—Vuelvo a reír. Siento subir el rubor por mi cuello.

Arquea las cejas con expresión expectante. El rubor se hace cada vez más intenso—Hmmm...

Suelta una carcajada y decide cambiar de tema— ¿Alguna vez has visto los partidos del equipo?

—Tres o cuatro veces—Me encojo de hombros— Se puede decir que mi padre es aficionado del fútbol americano desde hace muchos años.

— ¿En serio?—Se echó hacia atrás con sorpresa en sus rasgos.

—Sí, mi hermano odiaba que nuestro padre lo obligara a jugar con él— digo recordando aquel momento—Recuerdo que después de dos horas de juego, se acostaban sobre la hierba de nuestro patio, exhaustos de correr de un lado a otro , mi madre y yo los mirábamos por la ventana.

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