Capítulo 12

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Owen

Espero pacientemente fuera de la puerta del apartamento de Lena, siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo, cuando reviso se trata de un mensaje de Mike.

Mike: Estoy con la pequeña revoltosa, te manda un abrazo de oso

Mike adjunta una foto de Maddie con una gran sonrisa en su rostro, su cabello rubio esta despeinado y abraza un pequeño pato de color amarillo.

Owen: Dile que iré pronto, cuando tenga un regalo para ella.

Mike: Puedes traer cualquier cosa y estaría encantada solo por tenerte cerca, siento un poco de celos.

Owen: ¿Celos? deja de llorar nenita.

Me es inevitable no reír.

Mike: Si maldito idiota CELOS, mejor no te aparezcas por aquí durante un tiempo.

Owen: Ella me...

Estoy contestando al mensaje de Mike cuando la puerta se abre, levanto la vista del teléfono. Se me seca la garganta al verla, se ve malditamente caliente.

Su cabello cae como cascadas detrás de su espalda, sus labios son de un vibrante tono rosado brillante que tengo la repentina urgencia de besar. Froto mis manos sudorosas, haciendo mi mejor esfuerzo para mantener mis ojos en su rostro, pero...no puedo, mis ojos caen sobre su cuerpo, lleva un vestido negro de tirantes que termina debajo de sus muslos.

Maldición, Todo sobre ella es perfecto

Aclaro mi garganta—Te ves....hermosa. Me gusta tu cabello—Guardo el teléfono y me concentro nuevamente ante la imagen frente a mí.

— ¿En serio?—Sonrió y extendió la mano para meterse un mechón de cabello castaño oscuro detrás de la oreja—Gracias.

—No puedo esperar para sujetarlo más tarde—susurro.

— ¿Owen?— pregunta confundida— ¿has hablado? no te escuche muy bien.

Ups—No. No he dicho nada—Sonreí inocentemente y ella me miro de manera inquisitiva.

— ¿Cómo está tu rodilla?— Me esperaba esta pregunta, así que estuve todo el día con una bolsa de hielo pegada a mi rodilla y acostado en mi cama, para no usar las muletas en este momento.

—Piensas demasiado hermosa—beso el dorso de su mano—Estoy bien, vamos.

(...)

Abriendo la puerta del restaurante Passerini, el olor a salsa de pasta, pan italiano recién hecho, ajo y queso parmesano asalta mi nariz.

Tome su mano, guiándola hasta una mesa vacía, nos acomodamos en nuestros asientos, Lena miraba a su alrededor mientras acomoda su abrigo al respaldo de su asiento, con una sonrisa en su bello rostro.

— ¿Te gusta el restaurante?

Asintió con su cabeza—Me encanta la comida italiana, es una de mis debilidades.

—Ya somos dos—tome una de sus manos y juegue con sus dedos— suelo venir en ocasiones especiales.

— ¿Esta es una ocasión especial?—pregunta

—Lo es—Contemplo su rostro—Esta noche puedo demostrarte que no soy un asno completo.

El camarero se acerca a nuestra mesa—Bella dama, caballero ¿qué puedo ofrecerles?— Preguntó, secando una botella de vino con una toalla blanca y dejándola sobre la mesa—Cortesía de la casa— tenía una gruesa capa de pelo blanco sobre su cabeza. Sus ojos se arrugaron en las esquinas con una sonrisa amable. Tenía algunos rasgos que le recordaban a su abuelo, sonreí de vuelta al camarero.

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