III

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Coruscant, 53 DBY.

– Joven Solo – saludo Obi-Wan en los sueños del pelinegro.

– Maestro Kenobi – respondió extrañado – Hacia mucho que no lo veia.

– Vengo a advertirte – dijo sereno – Lo que sea que encuentres en tu búsqueda. No dejes que te afecte. Conoces bien tu descendencia, no es un secreto para tí lo que sucedió en el templo hace muchos años.

– Lo se – dijo tranquilo el chico – Se lo que mi bisabuelo Anakin hizo.

– Pero el vínculo familiar que tienes no puede interferir en tu búsqueda – pidió Kenobi – No dejes que las memorias de tus ancestros te mortifiquen.

– Tengo pleno control de mi mente y de mi espíritu.

– ¿Y tienes control sobre tú corazón?

Anakin volvió a despertar alterado, otra vez un mensaje incomprensible para él dado por los Jedis del pasado. Normalmente las enseñanzas eran algo fácil de entender, pero ahora todo era confuso.

Se preparó para el día que iniciaba y salió al hangar a encontrar a sus otros 15 compañeros.

– Vayan con cuidado – pidió el General.

– Tranquilo tío, yo los lideraré – dijo el pelinegro con aires de suficiencia.

– ¿Y tú estarás bien? – habló Poe preocupado.

– Si, estoy más que listo.

El mayor asintió y les dió permiso para abordar la nave. A la revisión del templo solo irían los caballeros Jedis Grises. Nadie más tenía permitido acercarse al lugar.

El viaje duró muy poco y con solo ver las ruinas se podía detectar un aura oscura. Todos bajaron y se dividieron en dos grupos para inspeccionar.

– Esto no me gusta – dijo Josh un poco temeroso.

– Créeme, a nadie le gusta – respondió Eliz.

Llegaron a una sala que parecía ser un antiguo salón de Younglings. Anakin se quedó congelado por un momento; una voz y una imagen se revelaron en su cabeza.

Maestro Skywalker, son demasiados ¿Qué hacemos?

Vió ante sí a su bisabuelo, convertido en Darth Vader asesinando niños a diestra y siniestra. Una voz lo sacó de sus visiones.

– Ani ¿Estás bien? – preguntó Maia.

– Si, estoy bien – miró a su equipo – No hay nada por aquí, es mejor que sigamos – respiró hondo y se tranquilizó poniendo todo su ser en calma.

Los dos grupos de Jedis siguieron recorriendo el lugar hasta entrada la tarde. Entre más revisaban, menos sentían la presencia de la oscuridad, era como si su presencia en el templo pusiera todo en un balance casi inconsciente.

– No encontramos nada – dijo Pete cuando todos se reunieron.

– Bien, volvamos a la base – ordenó el joven Solo.

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– ¿Entonces no había nada extraño en el templo? – preguntó el General.

– No señor, no había nada – respondió Dann como si de un soldado se tratara.

– Bien, en ese caso debemos empezar a cubrir más terreno.

– Sugiero que nos dividamos en dos grupos para poder examinar los lugares que dijimos más rapido – dijo Haly.

– De acuerdo – hablo Poe – ¿A que lugares deben ir primero?

After War - A Star Wars StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora