VII

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Nueva Alderaan, 53 DBY.

Anakin llegó a su recámara sin aliento, había corrido desde el hangar hasta casi el otro extremo de la academia, tan pronto como pudo poner todo lo que llevaba sobre el escritorio de su habitación se dispuso a rearmar el sable de su papá y a organizar las cosas que necesitaría.

Cuando termino de alistar todo se dirigió al otro extremo de su habitación donde había un librero, retiro unos cuantos libros y los dejo de forma despreocupada en el suelo, de uno de ellos salio volando lo que parecía ser una hoja.

Al acercarse se dio cuenta de que era una foto de su mamá, él y su hermana en uno de los prados cercanos a la academia, los gemelos tenían 6 años cuando su tía Rose les había tomado esa foto y Anakin recordaba a la perfección como su madre le contaba la historia del hombre que la salvó.

- ¿Así que ese príncipe fue por ti? - pregunto Leianna mientras Rey le hacia una trenza en el cabello.

- Si, así es - respondió la jedi mientas asentía con la cabeza.

- ¡Rey, no te muevas, vas a arruinar el peinado! - la reprendio Rose quien le estaba poniendo flores en la cabeza.

- Lo siento - dijo mientras se reía un poco de su mejor amiga.

- Pero no entiendo - hablo Anakin - Si el era un príncipe oscuro ¿Por qué fue a salvarte del malvado emperador? - pregunto mientras jugaba con unos cuantos Porgs.

Los gemelos los habían adoptado como mascotas en el único viaje que habían hecho a Ahch-To hacia unos meses atrás, cuando Rey fue a buscar los dados de oro que Luke había tomado de la nave de Han y que seguían en la isla; esos dados le pertenecían a sus hijos y era justo que los tuvieran.

- Porque estaba confundido y se dio cuenta de que no debía ser un príncipe de la oscuridad, sino un príncipe de la luz - dijo la maestra con voz soñadora.

- ¡Awww que bonito! - Dijeron Leianna y Rose al mismo tiempo para después reír divertidas.

- ¡Yo tambien quero ser un principe de luz! - exclamó Ani - ¿Y para serlo tengo que salvar a alguien también? - pregunto.

- No - hablo rey cariñosa - Solo debes hacer lo correcto siempre.

- Mami ¿Él principe encontro el equlibrio del que tanto hablas en las clases que le das a los niños grandes? - pregunto Leia al mismo tiempo que se giraba para mirar a su progenitora.

- Si - susurro con una sonrisa ladina.

Después de hacer más preguntas los niños se aburrieron y decidieron tomar unas ramas de madera que estaban en el suelo para jugar a que eran Jedis.

- ¿Cuando les dirás la verdad? - preguntó Rose a Rey sentada a su lado mientras veían a los gemelos jugar.

- Ya lo he hecho - respondió de forma simple la maestra.

- Rey, decirles la verdad disfrazada de cuento de hadas no vale - hablo la mecánica mirando a su amiga preocupada.

- Se los diré después de que cumplan su primer año de entrenamiento - aseguró ella - Por cierto, gracias Rose.

- ¿Por qué? - preguntó extrañada.

- Por ser mi mejor amiga y por querer tanto a mis hijos - le sonrió la Jedi.

Rose la abrazó y le dijo - No hay de que, además mis sobrinos se merecen todo el amor del universo.

Un año después, cuando los mellizos Solo Skywalker tenían 7 años, Rey les contó la verdad, como ellos ya conocían la historia de ante mano, les fue más fácil entender, pero el dolor de saber que su padre no volvería era algo complicado de sobrellevar.

After War - A Star Wars StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora