✨ Goodbye, Past. Nice to meet you, Future II ✨

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Leilah's story part 3. (2nd part: Goodbye, past. Nice to meet you, Future I).

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º· Leilah ·º

El viaje fue bastante tranquilo y rápido, llegamos prácticamente al mediodía. Toda la ciudad estaba decorada con flores y gemas brillantes, montones de listones se trenzaban por los tejados de las preciosas casas de madera que rodeaban la calle principal, todo estaba puesto como para una celebración, me alegró saber que mi cumpleaños había coincidido con el lugar; incluso Milo estaba de muy buen humor, se le notaba en la postura, estaba relajado y disfrutaba del ambiente cálido y hogareño, era un hermoso día de verano. Escuchamos música en la plaza, al asomarnos descubrimos varias parejas bailando en el centro, sonreí ampliamente.

—Será mejor que nos apresuremos en cambiar a las criaturas en el mercado por varias bolsas de oro, aún tenemos que encontrar un lugar para descansar, Leilah —comenta Milo mientras comenzaba a encaminarse hacia el mercado. —Además debemos buscarte un lugar para celebrar tu cumpleaños, y por supuesto, conseguirte un regalo maravilloso.

—Milo, no necesito ninguna de las dos, el simple hecho de venir contigo es el mejor regalo —le alcanzo rápidamente mientras me quitaba la capa y la guardaba en una mochila de cuero colgada en el lomo de Milo. En un giro rápido cambié mi vestuario a uno adecuado para aquel día. Un short de cuero negro, una blusa blanca con cola y unas sandalias negras romanas marcaron enseguida mi figura delgada; me solté el cabello y alboroté un poco los ligeramente marcados bucles de la trenza y así comencé a intercambiar algunas de las presas que cazamos por cuatro bolsas medianas y tres grandes de monedas de oro.

Caminamos por la ciudad hasta que atardeció, compré unos deliciosos panes dulces recién horneados, le di tres a Milo y conservé un par, el primero me lo metí casi completo a la boca, lo devoré en segundos, así que el segundo decidí disfrutarlo un poco más, lo partí por pequeños pedazos y lentamente los saboreaba, de pronto vi un arco bastante llamativo al otro lado de la calle en la tienda del herrero, me metí el último pedazo de pan a la boca y caminé con rapidez. Estaba a punto de preguntar su costo cuando un muchacho lo agarró y corrió a pagarle al que parecía ser hijo del herrero. Me acerqué a él, algo desanimada.

—Buenas tardes, disculpa, ¿aún tendrás algún arco como el que se llevó aquel muchacho? —inmediatamente salió un señor, era el herrero, quien me reconoció a los segundos.

—Princesa Leilah, ¡que milagro! —sonreí mientras comenzaba a ruborizarme. —Es toda una joven adulta, muy hermosa sin duda alguna. ¡Que alegría y honor tenerla aquí!

—Gracias, señor. Es un gusto volverle a ver —añadí con timidez.

—Es una pena, princesa. El material con el que fabriqué aquel arco se terminó en su elaboración.

—¿Volverá a fabricar...? —pregunté con un hilo de esperanza, pues hace tiempo que no veía un arco de tal calidad.

—¡Claro! Y se lo haré mucho más bonito a usted, princesa. Pero temo que eso será dentro de un par de meses, pues aún tengo suficiente material para fabricar más armas... Viajo por material más o menos cuando la bodega está vacía...

—Entiendo. Y si llego a conseguir material, usted podría...

—Yo le fabrico lo que usted me pida, como ya le dije, es un honor —respondió sonriente. Asentí y dejé un puño de monedas en su frasco como agradecimiento, salí de la tienda mientras pensaba en algún lugar al cual viajar para conseguir un material de calidad para el arco.

Así, continué caminando por la calle, ocupada en mis pensamientos, cuando sentí la mirada inquisitiva de un hada. ¿Un hada?, volteé hacia donde provenía la mirada y efectivamente era un hada en su forma humana la que me veía inquisitivamente. Ella vestía muy bien, digno para una hada de las flores, puesto que portaba una corona de margaritas que combinaba con su vestido de gasa celeste el cual estaba salpicado de diminutos diamantes que relucían con el sol. Le miré con algo de fastidio y antes de poder continuar con mi camino, ella corrió y se abalanzó a mí, envolviéndome en un enorme abrazo.

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