Capítulo VI
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°· Angela ·°
Al día siguiente intenté entablar conversaciones con los demás, además de conocerlos quería ganarme su confianza, pues muchos aún me miraban con recelo. Ayudé en mucho a lo largo del día. Horas antes del atardecer terminé completamente sudorosa y cubierta de tierra y polvo.
—No sé si te sirva, pero bajando por aquel camino terroso encontrarás un lago, ahí lavamos la ropa y demás cosas. —señaló Jackie mientras me entregaba prendas limpias, incluyendo una toalla. —¿Sabes nadar? Podrías zambullirte y relajarte un rato.
—Gracias por el consejo. De hecho, sí iré. —me despedí con una pequeña sonrisa.
—Asegúrate de regresar antes de que anochezca. Te veo en la cena, Angela. —respondió alegremente, alejándose.
Fui al lago, me aseguré de que no anduviera ningún muchacho u hombre cerca y me desvestí; luego apilé mi ropa sucia y la sumergí en un baldé lleno de agua con algo de jabón. Caminé a la orilla, abrazándome a mí misma por la brisa fresca que se colaba, me fui adentrando en el agua, al principio estaba congelada, poco a poco me aclimataba hasta que decidí sumergirme por completo cuando el agua me llegaba a la cintura.
Estuve nadando por unos diez minutos hasta que me sumergí nuevamente para disponerme a salir, al volver a la superficie me sobresalté al reconocer a Norman quien sacaba un balde lleno de agua. Él también se sorprendió al verme, así que se giró rápidamente mientras agachaba la mirada.
—Lo siento —gruñó incómodo mientras tiraba varios trapos sucios al balde.
—No pasa nada, no te preocupes —tartamudeé igualmente incómoda y levemente ruborizada. Daba gracias al cielo de que el agua me llegara al cuello en ese momento.
—Te puedes vestir detrás de aquella camioneta —desvié la mirada hacia el vehículo, dudosa. —No voy a voltear, si es lo que te preocupa, niña. —soltó con desinterés y algo de sarcasmo al decir niña. Salí rápidamente y me envolví en la toalla, agarré la ropa limpia y corrí hasta la camioneta, una vez ahí me cambié lo más rápido que pude y nunca dejé de mirarle, me aseguraba de que no volteara ni de reojo. Me calcé los tenis nuevamente y caminé hacia el balde donde se remojaba mi ropa, el cual estaba a un par de metros de él.
—Gracias —solté tajantemente. Él me miró de reojo, me recorrió de pies a cabeza fugazmente y asintió volviendo a sus asuntos. —Pero no soy una niña...
—¿Cuántos años tienes? ¿Diecisiete? —fruncí el ceño y cuando me disponía a responder, me interrumpió. —No me interesa de todos modos...
—Tengo diecinueve en realidad —rectifiqué luego de un par de minutos en silencio. Él ni se inmutó, seguía restregando los trapos.
Me levanté, exprimí mis prendas antes de colgarlas en un tendedero improvisado y estaba dirigiéndome de vuelta al campamento cuando, en un impulso, me planté frente a él, crucé mis brazos y le miré desafiantemente. —No sé si estás molesto conmigo y por la decisión que Frank tomó, pero tú me respetas, Norman Dirkx. —le señalé amenazante con el dedo índice. Él me miró con rabia, arrojó bruscamente los trapos al balde, se levantó y acercó un par de pasos, era intimidante pues yo apenas le llegaba a la altura del pecho.
—¡Repítelo! ¡Anda! ¡Dímelo a la cara! —me retó mientras me miraba con rabia. Dudé un par de segundos antes de tomar aire y dirigirme a él lo más serena posible.
—Que más te vale que me respetes, Norman...
—¿O si no qué? ¿Eh? —exclamó acercándose un par más. —¿Quién eres tú como para respetarte? Sólo eres un estorbo, una inútil, una boca más a la cual tengo que alimentar... Tú no sabes hacer ni lo más mínimo que yo. Así que tú, niña, princesita malcriada y engreída, es quien tiene que respetar. ¡No yo! —apreté mi mandíbula, al principio quería llorar del coraje y tristeza que me habían provocado sus palabras, pero no me lo permití, así que volví a encararlo.
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✨ S T O R I E S ✨
LosoweFragmentos de historias e historias cortas. Aquí podrán leer fragmentos de historias de diversos temas/tópicos con múltiples escenarios y personajes que se verán envueltos en situaciones que, aunque parecen fantásticas, pueden parecerse mucho a nues...