CAPÍTULO I - Conjunto Residencial "EL BOSQUE"

130 25 74
                                    

Al despertar la joven Jane solía practicar toda una rutina matutina que consistía en levantarse muy de mañana a orar después de eso leía las escrituras, las meditaba y las estudiaba muy detenidamente, al terminar algunos capítulos reposaba recitando algunos coros en voz baja para no despertar a sus padres y culminaba el matutino con otra oración.

Después de esto Jane acostumbraba a bajar a desayunar con sus padres aún soñolientos. Ella preparaba un desayuno especial para cada uno, todas las mañanas.

JANE

— Los suaves waffles con mantequilla para mamá, Las crujientes tostadas con tocino para papá y mi delicioso cereal con frambuesas para comenzar un gran día. — Cada día nos sentamos a la mesa a desayunar, es una de las partes que más disfruto de mis días.

Los domingos en la mañana luego de degustar de un desayuno perfecto la familia Doe se preparaba para ir a la iglesia. Esta vez a diferencia de la semana pasada se irían juntos.

JANE

Al llegar me di cuenta que varios vecinos ya estaban ahí; El señor Richard Manson, la familia Wilson y también los Paterson, entre otras personas, justo después de ubicarnos en los asientos comenzó el servicio.

Durante los coros no pude evitar mirar a mí alrededor, por el rabillo del ojo pude observar varías cosas, el señor Manson no dejaba de mirar a las niñas que jugaban con las flores, la hija de los señores Wilson, la joven Katherine no dejaba de llorar a diferencia de su hermana Alice que no paraba de cocetear con el baterista, de mi lado estaba la familia Paterson, personas muy amables excepto por su hijo Thomas mostrando un completo desinterés por lo que ocurría a su alrededor, si no fuera por sus padres diría que es lo más cercano a un engendro de satanás.

Así que era un típico día de servicio, nada fuera de lo usual por lo tanto el día seguía su curso como debería.

Las alabanzas cesaron, los músicos tomaron su asiento al igual que todos los demás y prosiguieron a escuchar el sermón. El silencio tomó posesión de la sala y todas las miradas se centraban en el obispo, éste comenzó a predicar y por ende los oidores a escuchar, era muy común ver tantas caras familiares en el culto, una iglesia exclusiva para los habitantes era la mejor manera de reunirlos a todos para una buena causa y aunque no todos eran devotos a Dios era una costumbre ir a la iglesia en familia cada domingo.

Al terminar el servicio Jane solía ir con sus padres a su cafetería favorita "The Forest". La cafetería estaba a solo unas calles de la iglesia, pero sus padres tenían otros planes así que fueron a su casa y luego Jane condujo en su coche hasta el café.

JANE

Una vez llegada a la cafetería pude observar que en la zona VIP estába Alice manoseándose con su novio Justin, el popular, musculoso e irritante chico rubio de ojos azules.

Me dirigí hacia el lado contrario y busqué un asiento, se me acercó la camarera y para mi sorpresa no era la señora Minny, ésta era mucho más joven, su piel no era tan oscura como la de Minny pero se asemejaba y su cabello más rizado que el mío, un poco más arriba de los hombros y de un tono castaño tan oscuro como sus ojos.

— ¿Quién eres tú? — Pregunté antes que de ella pudiera pronunciar alguna palabra.

— Ah... Hola soy Ramsey. — Dijo señalando el gafete colgado en el bolsillo izquierdo de su vestido, con una sonrisa en su rostro.

— ¿Qué sucedió con Minny? — Pronuncié sin quitar la mirada de su gafete.

— Bueno pues ella ya no trabaja aquí...

Note algo inusual con respecto a su comentario.

— ¿Por qué? ¿Qué sucedió? — No asimilaba la idea de que la Sra. Minny ya no trabajaría en la cafetería.

— Ella no ha estado muy bien de salud últimamente, así que ahora yo seré la nueva camarera, así que... ¿Qué vas a ordenar? — Pude sentir la hostilidad en su voz.

— Bueno... Entonces... Quiero una malteada de chocolate, por favor.

Después de que esta chica tomara mi orden entró el hijo del dueño de la cafetería, el joven Manuel Velázquez un chico de piel morena, no muy alto, de cabello oscuro y lacio, la representación perfecta de un atractivo adolescente latino y su amigo Thomas Paterson.

Este joven Manuel, siempre llamaba la atención con su presencia, ya sea por su físico tan llamativo compuesto por chaquetas de cuero y botas de militar o por su capacidad para hablar sumamente fuerte con su acento sureño.

Ambos chicos entraron al lugar como quien entra a su propia casa, a primera vista se diría que celebraban por algo. Manuel fue directo al mostrador y pidió unas hamburguesas que de seguro no pagaría, por otro lado Thomas saludaba a unas chicas que se posaban junto al mostrador abrasándolas y frotándose entre ellas como a una lámpara.

Desde mi asiento pude ver como a una de las chicas que él abrazaba le desprendió su collar con una destreza impresionante y lo guardaba en el bolsillo trasero de sus pantalones.

Impactada por lo que acababa de ver, Jane quedó inmóvil por unos segundos, no sabía cómo debía reaccionar al respecto, su instinto le decía que lo delatara, que le hiciera confesar su pecado, pero su razonamiento le aconsejó que simplemente lo dejaba pasar, Jane se guió por la segunda opción, pero antes de darse cuenta su instinto ya la había traicionado.

JANE

— ¡Eres un ladrón! — Le grité desde mi asiento, casi por inercia.

Todos los que estaban en la cafetería voltearon a verme, incluso la chica nueva Ramsey.

— ¿Estás hablando conmigo? ­— Dijo Thomas caminando lentamente hacia mí y yo en lugar de retractarme me levanté de la silla y reafirmé mi comentario mirándole fijamente.

— Tú eres un ladrón. Te he visto quitarle el collar a esa chica y guardártelo.

— ¡De qué rayos estás hablando, mojigata!

Esta vez él estaba a solo unos metros de Jane y eso causó en ella un hormigueo en sus adentros que fue recorriendo sus piernas, subiendo por su estómago y su columna hasta llegar al cuello, pero eso no la detuvo, al contrario, se zafó de entre la mesa y la silla con sutileza y con voz serena, pero cortante le dirigió unas palabras al chico.

JANE

— Acepto que soy una mojigata, enfrenta tú lo que eres también, ladrón.

inmediatamente apareció Ramsey con el batido de chocolate que Jane le había pedido y le invitó a sentarse de nuevo en su silla, invitación que Jane aceptó ya que sus piernas temblaban demasiado como para salir huyendo, mientras tanto Manuel jalonaba a Thomas para que se alejara y se dirigiera a comer con él.

JANE

Al sentarme de nuevo tenía demasiadas náuseas y no podía creer lo que acababa de suceder, escuché un zumbido a mi lado y voltee desconcertada, era Ramsey.

— ¿Estás bien? — Sonó un poco preocupada.

— Si, es... Estoy un poco alterada, es todo. — Dije tratando de ocultar mi cabello enmarañado detrás de mis orejas.

— ¿Estás segura? — Insistió.

— Sí. Sí, estoy bien.

Mientras Jane se tomaba unos minutos para calmarse antes de beberse su malteada, sacó una libreta de recordatorios de su bolso y en una página en blanco escribió con su pluma;

Thomas Paterson (Ladrón).

La cerró de nuevo y la colocó en una esquina de la mesa, luego procedió a disfrutar de su malteada...

ELBOSQUE | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora