CAPÍTULO XIII - Solo Dios Conoce los Corazones

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JANE

Al ver la desenfrenada ira que irradiaba Justin sentí miedo, tanto que incluso temí por mi vida en ese momento, sabía por qué estaba actuando de esa forma, claramente podía ver que estaba roto, lo suficiente como para acabar con la vida del responsable de su tormento, el problema es que a quien golpeaba no era el responsable en realidad...

Ante tal comportamiento no pensaba nada más allá del hecho de que las cosas seguían su curso como debían y eso significaba que tenía que continuar con mi plan. Mientras él golpeaba a Richard frenéticamente me acerqué a él y en un acto de mera cautela me posicione justo detrás de él y le golpeé con la cacha de la pistola, logrando que éste se desmayase. Lo arrastré por todo el camino devuelta a mi auto, tardé mucho más de lo que había pensado dado a que en mi mente no pesaba tantos kilos como lo hacía en la realidad.

Dejando atrás los restos del cuerpo desfigurados de Richard y el desamparado cuerpo de Alice, nos alejamos de allí y salimos del bosque. Era hora de que todo fuese revelado y para ello tendríamos que ir al lugar donde todo comenzó...

JUSTIN

Desperté desorientado, adolorido. En el momento que mis ojos lograron enfocar algo fue cuando me di cuenta que estaba atado a una silla de hierro, miré a mi alrededor, escaneando el lugar, no estaba en el bosque, pero si sabía donde estaba ~ ¡Mierda! ~. Solo que esta vez el sótano estaba vacío, no estaba la cama, ni el ropero, el televisor tampoco estaba, solo la maldita puerta que daba a un closet vacío.

No entendía lo que estaba sucediendo, no comprendía absolutamente nada, no tenía nada en mente aparte de los vanos recuerdos de golpear a Richard en el bosque, luego de eso no hay nada, ni siquiera el cómo llegué a este maldito lugar otra vez.

Solo me acompañaba una luz tenue que entraba por una ventanilla que estaba cerrada, intenté romper las sogas que me ataban a la silla, pero fue imposible, hice el intento de levantarme pero fue nulo al darme cuenta que también mis pies estaban atados, mi mente me estaba jugando trucos acerca de cómo llegué a este lugar, pero de inmediato mandaba las posibilidades al fondo de mi mente.

Comenzaba a perder la paciencia, si es que aún tenía, así que comencé a jalonar las sogas, tratando de soltarme, pero las muy malditas estaban demasiado apretadas y muy bien atadas, traté de mover la silla con mi torso pero ésta era tan grande y tan pesada que no se movía, los nervios empezaban a apoderarse de mí, si no podía tomar el control de todo esto sabía que no terminaría bien. Comencé a gritar aunque en mi interior sabía que no serviría de nada, no sabía qué más hacer, no podía hacer nada más.

De alguna manera conseguí desviar mis pensamientos de lo que ocurría, pero el remedio fue aún peor cuando se trató de una imagen de Alice de la última vez que la vi, tan hermosa, tan relajada, tan ella, tan viva... Mi corazón se encogió en ese momento y fue inevitable no llorar.

~ Se suponía que yo la cuidaría de todo mal, yo debía protegerla, debí acompañarla a su casa, debí saber lo que haría, debía saber lo que sentía. Pero no fue así...~

Lloraba tan intensamente que mis mejillas dolían y mis ojos ardían, un enorme nudo en mi garganta y el dolor punzante que a cada segundo crecía en mi pecho, era una muerte lenta, así como la de ella... Inevitablemente ese pensamiento vino a mi mente.

~ Para qué sobreviviría si no sería con ella, de qué me servía la vida sin no estaría a su lado, qué ganaba yo en esta batalla contra la muerte, si no tendría a mi vida ~. En este punto solo había una verdad en mi ~ Prefiero morir hoy que vivir en esta muerte otro día ~.

ELBOSQUE | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora