8• Que empiece el juego.

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Actualidad...

Tokio, Japón.

Esparzo los papeles sobre la mesa, llevándome una mano a la cara, analizando las opciones, pensando de forma colateral. Pongo mi atención en el cuadro frente a mí, dibujando algunas líneas para unir teorías. ¿Podría ser?

Frunzo mis labios para luego pasar la lengua por ellos y me cruzo de brazos, le echo una rápida mirada al resto de la habitación y veo mis cosas empacadas. Busco mi teléfono para ver la hora, ya casi.

Entonces él entra al cuarto sin tenerme en cuenta y cierra la puerta con un suspiro. Bosteza al tiempo que gira sobre sus talones, encontrándose conmigo, y sonríe en una delgada línea.

Se encamina directo hacia la heladera, dándose cuenta del bolso, entonces frunce el ceño.

—¿Ya tenemos que irnos? —cuestiona en un resoplido.

—Tengo información.

—¿Sobre qué? —pregunta sacando una botella de agua para tomar directamente de ella.

—Devan Bélanger.

Automáticamente, me mira con recelo.

—¿Cómo pudiste haber conseguido información de él?

Me encojo de hombros, tal vez ya es hora de que se lo comente.

—Jinyoung... —estira— ¿Qué hiciste?

—Tengo contactos.

—¿Qué contactos? Tú no tienes contactos, estás muerto.

Pongo los ojos en blanco, toda esa historieta me tiene cansado además de anclado. Tengo un nombre nuevo hace años, ¿para qué seguir con ese juego?

—Youngjae —digo sin más, direccionándome hacia mi planeador otra vez.

—¿Youngjae? —suelta, furioso— ¿Por qué carajo te comunicaste con Youngjae?

—Me está ayudando hace años.

—¿Qué? —ríe— Es broma, ¿verdad?

—No, y con Jackson también.

—¡Jinyoung! ¡Son posibles sospechosos! ¿Qué mierda hiciste?

—Todo el mundo es posible sospechoso.

—Sí, por eso mismo. ¿Qué mierda hiciste?

—Confiar en lo último que tenía.

—¡Jinyoung! —exclama dándome un golpe en el brazo— Yo soy lo último que tienes. ¿Cómo mierda no vas a decirme algo así?

Suspiro sin mirarlo.

—Porque no quería involucrarte.

—De acuerdo, de acuerdo —repite como si quisiera comprender—. Esto es una puta broma.

—Jaebeom... —estiro relajando los hombros— He estado planeando esto desde que nos fuimos de Los Ángeles.

—¿De qué carajo estás hablando?

—Te daré la información sobre Bélanger. Pero no puedo hacer más nada. Mis valijas ya están hechas, y mi pasaje ya está aquí —anuncio soltando el papel frente a él.

—¿De qué mierda estás hablando? —murmura sin comprender una sola palabra.

—Tengo que irme. Aquí está todo detallado —señalo el mural—. Bélanger es un aspirante. Está haciendo compras desde todo el mundo, las cuales se dirigen hacia distintos países. Compra de chicas, Jaebeom... —añado angustiado.

Deuda Pendiente #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora