Capítulo 1. Rutinas

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Despierta dormilona. No te quedes dormida otra vez. Ya son horas de levantarse y empezar con la rutina de siempre. Vamos que hoy es un nuevo día.

Todas los días hacía la misma rutina, se levantaba temprano y ponía su cappuccino de chocolate en el microondas luego se hacía sus tostadas con mermelada y desayunaba. Su compañera de piso se volviera a quedar dormida, y es que normal, después de ir de fiesta en fiesta y llevar a tío tras tío a su cama, normal que estuviera de resaca. Fue a despertarla, pero no se atrevió a entrar por miedo a encontrarla con otro tío o algo y es que siempre tenían la misma conversación:

-Tía estoy cansada de que cada noche te traigas uno a casa.

- Y yo estoy cansada de que no vivas la vida. Mírate, eres un pibón y no lo aprovechas. Yo si fuera tú me llevaría todos los días a diez a la cama.- Decía Cristina riendo.

- Claro, pero el problema es que yo N-O S-O-Y C-O-M-O T-Ú.

-Vale,  vale perdón, ya se que lo pasaste mal con Erik, no quería decir eso.

Y sí, Erik era el ex de nuestra protagonista, Ainara. Ella era bella, muy bella, una de las mujeres más hermosas que jamás existirían: tenía ojos marrón toffe, un pelo de oro con destellos de diamante, su tez era cálida y sus labios oooh sus labios eran preciosos, carnosos de un rosa llamativo. Era la típica mujer que al verla te quita el aliento, pero tenía un problema y es que estaba rota por dentro, su corazón estaba herido de verdad. Su ex a parte de maltratarla e insultarle, le puso los cuernos, y es que una noche de fiesta universitaria pilló a Erik con otra en la parte trasera de su coche. Desde ese día Ainara no quiso saber nada más de él y ya ni le coje las llamadas.

No es la misma, ya no era la chica sonriente ni fiestera de antes. Ahora deboraba películas "tristamorosas", no quería ir de fiesta y derramaba algunas lágrimas antes de irse a dormir. Y es que aún no asumiera el perder a una persona que te ha dado tantas fantasías en dos años...

Una tarde, su compañera de piso le propuso ir a una fiesta que celebraban unas amigas y así le presentaría a un chico. Ese chico le resultaría conocido, y le llamaría la atención a simple vista como a todas. Era perfecto, ese típico dios griego, HUGO.

Desátame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora