RAVN (1 PARTE)

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11. ¿Puedo sentarme aquí? Las otras mesas estan llenas
18. ¿Quieres ir a ver una película conmigo?

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Seria, bonita y brillante.

Con esas palabras es como Youngjo describía a su tan anhelado amor platónico.

— 11:24 am.

Otro día normal para cualquier estudiante en la cafetería de la universidad durante el almuerzo. Al fondo del lugar, se encontraban Ravn y sus amigos mientras charlaban y hacían bromas de cosas al azar.

Ravn reía con las locuras que decían Seoho y Leedo. Pero al mismo tiempo, sus ojos estaban puestos en la entrada del sitio esperando que tú cruzaras por esa puerta como normalmente lo haces durante la semana.

A veces se preguntaba si era demasiado obvio al mirar todos tus movimientos: desde el momento que hacías fila para conseguir tus alimentos, hasta cuando te dirigías a la mesa donde sueles sentarte junto a ese gran ventanal con vista a la cancha deportiva. ¿Lo era?. ¿Acaso percibías sus ojos sobre ti? ¿O quizás estaba siendo paranoico? No le gustaría que pensaras que es una clase de espía, o peor, una persona obsesionada.

Le gustaba mirarte. Eso es todo. Y así era feliz.

Regresó a la plática. Volvió a mirar la entrada y la escena se repetía al menos 3 veces. Hasta que finalmente hiciste aparición.

Una sonrisa nerviosa se formó en sus labios. No lo podía evitar, el chico estaba enamorado de tí.

—¿Estás sonriendo otra vez? Luces como un tonto ahora mismo —comenta Seoho, burlándose del ilusionado Youngjo.

—¡Ya! ¿por qué no vas, le haces un cumplido y la invitas a salir? Lo demás surgirá poco a poco.

—Como si fuera tan sencillo. Me basta con verla desde aquí, ya saben, tal vez un día me note.

—¡No seas ridículo!. Perderás tu oportunidad con ella si no te acercas y haces algo. —Rueda los ojos cansado de alentarlo.

—¿Ya olvidaron la única vez quise acercarme? Todo salió mal. —Lloriquea recordando aquel vergonzoso momento.

—¡Eres un cobaaaaardeeeee! ¿Entiendes?

—Concuerdo. —Dice Leedo. —Además, nunca te acercaste, cuando ella iba caminando hacia tí te diste vuelta y corriste como un bebé huyendo, casi caes porque tropezaste con tus cordones sueltos.

Ambos chicos estallan en risas al recordarlo, él sólo suspira pesadamente sabiendo que tienen razón. A la distancia no lograría nada.

—Hola.

Una suave voz delante suyo interrumpe la risa de los otros dos y lo aleja de esos pensamientos, levantando la vista para encontrarse contigo.

¿Puedo sentarme aquí? Las otras mesas estan llenas. —Preguntas amable y tímidamente a los muchachos presentes.

Su corazón dió un vuelco enorme y comenzó a palpitar sin control, sus manos sudaban, juraba que se desmayaría en ese instante.

Seoho miró a su amigo, preso por el pánico y con la cabeza baja, porque es probable que ahora sus mejillas estén ardiendo.

—¡Si!, toma asiento. —Hace una señal con su mano para que puedas sentarte con ellos.

Les dedicas una sonrisa de agradecimiento, y te sientas frente a él. Justo frente al pobre Youngjo.
Estaba listo para escapar.

¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué?

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