III. Confesión

8K 709 315
                                    

—P'... creo que me di cuenta de algo.–era ahora o nunca.

—¿Ah?, ¿de qué cosa?

—Creo que es necesario que lo sepas.–¡dilo, idiota!

—Gulf, sólo suéltalo. Pero, oye, ¿tiene que ser justamen–

Me gustas.

Oh, Dios.

Ya estaba hecho. En verdad lo había dicho.

Si a Mew Suppasit le hubieran dicho hace una semana que iba a estar:
1. En cuarentena en su propia casa
2. En cuarentena en su propia casa con Gulf.
3. En cuarentena en su propia casa con Gulf sentado en sus piernas declarándose.

Probablemente se habría reído por la afirmación tan estupida.

En el momento estupido se sentía él. De hecho su cerebro todavía no lo asimilaba. Vamos, que su entrepierna sí, pero su cerebro no.

—P', di algo. No sólo te me quedes viendo.–Gulf, quién hay que decir seguía sentado en él, lo regresó a nuestra dimensión en busca de una respuesta más clara que una expresión en blanco y una mirada perdida.

¿Puedes repetir lo que dijiste, por favor?–como se mencionó, el señor Suppasit estaba reaccionando más en automático que conscientemente porque su cerebro estaba ocupado procesando no sólo las palabras dichas, sino las sensaciones de tener mientras tanto el trasero de Gulf literalmente encima de su pelvis.

¡Ooi, P'! ¡No estoy bromeando, lo digo enserio!

—¡Lo siento, Lo siento! Es sólo qué... ¿sí te das cuenta de lo que dijiste? ¡Porque me estás matando, okay!

—¿Matando?, ¿de qué hablas? Te estoy tratando de decir que–

—Gulf, ¿enserio te gusto?

—¡Es lo que te estoy diciendo!

—¿Te gustan los hombres? Porque si sales con una de esas cosas de "no me gustan los hombres, pero me gustas tú" olvídalo. Ya pasé por eso.

—¡Sí!, ¿necesitas que te lo firme?, ¿me estás escuchando?

—Y terminaste definitivamente con tu ex novia, ¿verdad? Una vez un ex desquiciado de un novio vino conmigo y–

—¡P', BASTA! Me tienes aquí, arriba de tus piernas, te estoy diciendo que me gustas, y sigues evadiendo el tema. Si lo vuelves a hacer te voy a besar hasta que dejes de respirar, ¿entendiste?

Mew se quedó en silencio con lo ojos fijos en Gulf. Notaba cómo su ceño estaba ligeramente fruncido, ese tipo de mueca que suele ver más en Type durante las grabaciones que en su Nong.

—Lo siento. Sólo trato de asegurarme.–contestó el castaño bajando el rostro junto con un suspiro.

—¿Asegurarte de qué? No entiendo.–el mayor notó la mirada confundida que tenía el pelinegro. Tenía que hacerle saber que sus sentimientos eran correspondidos antes de aclarar toda la situación, no soportaba la idea de que su menor pensara que le estaba rechazando, como le pasó a él alguna vez.

Cuarentena;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora