2 MESES

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Ai sentía la ausencia de Reiji en aquel departamento, otra vez. A pesar de ser un robot. No tenía la intención de que fuera un secreto su origen, pero no encontraba razón para divulgarlo. Más allá de lo ocurrido con Nanami, Natsuki y Syo no había tenido necesidad de exponerlo. Más aun, con las constantes actualizaciones a las que se sometía, mejoraba su habilidad comprender y sentir emociones humanas que, asumía lo ayudaban a pasar desapercibido.

Nunca espero que las ausencias de dos de sus compañeros de grupo se dieran en simultaneo. Usualmente solo se iba uno de los miembros por unos días o se iban todos juntos como gira. Era la primera vez que le tocaba a pasar los días en el departamento solo. O con Camus, cuya presencia tan fría no ayudaba en nada contra su sensación de aislamiento.

- Está muy silencioso- habló más para sí mirando a través de la ventana de la sala del edificio.

- No es la primera vez- la voz del conde provenir de uno de los sillones lo hizo percatarse de que también contaba con su presencia.

Dejo de mirar por la ventana y dirigió su atención a su acompañante.

- Kotobuki y Kurosaki regresan hoy en la noche- comentó el aristócrata sintiendo la vista del menor puesto sobre sí- Esta tranquilidad no durara mucho.

Ai, afirmó ante su comentario, aun así, no podía compartir su opinión de que estar en silencio fuera lo mismo que estar tranquilo. Con Reiji presente las cosas siempre eran distintas.

- ¿No los extrañas? - se sorprendió a si mismo cuestionándolo.

- ¿Extrañar? – respondió a modo de pregunta, no teniendo razón para planteárselo. No era la primera vez que ocurría y la ausencia temporal de alguno de los miembros del grupo no implicaban el fin de ellos. Resultaba un poco inquietante que el peli celeste tuviera dicha interrogante.

- No sabemos- continuó el menor con su monólogo- Cuánto tiempo nos queda- recordó al mismo tiempo su origen.

Camus soltó un suspiro hondo y dejó el libro que estaba leyendo sobre la mesa de la sala. Se levantó del sillón y acercó a su costado, pasando a contemplar el mismo escenario de la calle a través de la ventana.

- Lo dices por ti- intuyó el mayor.

Hasta qué punto el conde podía saber de su verdadero origen, no estaba enterado. Ai no lo negó.

- No es solo eso.

Ambos cruzaron miradas. La magia y la tecnología parecían ir de la mano entre ellos dos al momento de comunicarse sin palabras.

- Aun no es el momento- se limitó a contestar el mayor cortando su acción y pasando a retirarse de la sala.

- Si no lo conversamos ahora ¿Cuándo lo haremos? - insistió en preguntar el menor dejándose llevar por extraños impulsos que súbitamente presentaba- ¿Cuándo regresen? ¿Con ellos presentes?

El rubio lo ignoró por completo. Tomó el libro de la mesa y se retiró a su habitación. Ai, no podía entenderlo y eso que creía que como robot se le haría más fácil procesar todo el suceso.

- Profesor...- murmuro el nombre de su creador y llevó una mano a la altura donde debía funcionar su corazón.

A pesar de tener su conciencia ligada con la de un humano, todavía se sentía incapaz de comprender otras emociones del todo.

El tiempo solo diría.

Esperaba que no se les acabase pronto.

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Quartet Night Crash a WeddingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora