VIRAL

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- Hemos hecho una costumbre tener nuestras reflexiones en la playa- el comentario de Ai, los saco a todos de su trance.

El automóvil se encontraba detenido a un costado de la carretera, en medio de una playa desierta, en el recorrido de regreso de San Francisco a Los Angeles. Algunas horas habían pasado ya desde todo lo ocurrido; no estaba en sus planes de inicio hacer aquella parada, pero era lo que necesitaban en ese momento. Los cuatro estaban cansados, aunque que ninguno lo admitiera. La mezcla de adrenalina y nerviosismo, junto con el cambio de horario, les estaba pasando factura. Reiji llevaba incluso manejando un buen número de horas sin descanso. Por seguridad y su bienestar debían darle un respiro.

Despojándose de sus sacos de vestir, quedándose en camisa, pantalón y pies descalzos se habían adentrado a la arena. Haciendo incluso más atractiva aquella escena, contemplaban el ocaso del día mirando hacia el mar.

Considerando experiencias anteriores, el menor de todos tenía razón, habían hecho de la playa un centro de reflexiones inconscientemente. 

- ¿Creen que Shining reconsiderara un nuevo contrato después de nuestro desliz? - preguntó Reiji con tono extrañamente serio sin despejar su mirada del mar.

Tres de ellos, incluyéndose se encontraban a unos metros de la orilla contemplando el atardecer.

- No le dimos una respuesta antes de venir- contestó Ai.

- Fuimos arrastrados por ti- agregó Camus.

- Y no me arrepiento de ello- declaró el mayor de todos pasando a sonreír de oreja a oreja.

Habían tomado la decisión unidos después de todo. Aun con lo improvisado, lo poco planeado, todo en su contra, estaban juntos en ello decididos a continuar por más que no hubiera un contrato de por medio. Con o sin Shining, el grupo seguiría. Ninguno se arrepentía de su cometido.

Solo les quedaba escuchar la opinión del mayor implicado en toda aquella aventura.

Unos pasos más adelantes, con sus pies dentro de la orilla del mar, el peli plateado les daba la espalda, recapitulando todo lo que había ocurrido hace menos de cuatro horas.

Había asistido a la boda de su madre, dándole su aprobación y bendición. Había conocido al hombre que se encargaría de su bienestar a partir de ese momento, incluso una promesa había sido compartida entre ambos. No pudo despedirse como hubiera preferido de ninguno dado las circunstancias, pero sobre todas las cosas...

-Chicos...- comenzó y volteó lentamente a verlos.

Gracias

Les sonrió.

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Una sonrisa suya no era inusual, pero fue la forma como lo dijo, el tono que uso, la mirada que les dedico... era una de las extrañas veces que se dejaba ver vulnerable y agradecido al mismo tiempo. Ni la ira, ni la tozudez se interponían en sus palabras. Era solo el y sus sentimientos genuinamente puros expresados con verdad hacia sus compañeros. Estaba satisfecho.

Ninguno supo cómo contestar a ello.

Resultaba insólito que agradeciera por la locura que acababan de cometer. Se estaban perdiendo la oportunidad de sus vidas de debutar en América con su música y aun así ninguno protestaba, ninguno se arrepentía. Todos sentían dentro de ellos que habían hecho lo correcto. Estaban hasta contentos, en paz.

Los tres hombres atrás de Ranmaru se miraron entre ellos unos segundos sorprendidos por la escena contemplada, mas de uno preguntándose si el peli plateado estaba bien de la cabeza. Mas inevitablemente Reiji corto la emoción compartida y corriendo hacia él se lanzo a sus brazos, tirándolo consigo al agua salada.

Quartet Night Crash a WeddingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora