Capítulo 11.

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Sonreí y apreté más la mano de Jake.

– ¿Qué has dibujado? –me preguntó y se inclinó más hacia mí para apreciar mejor el dibujo.

–No me di cuenta cómo ni cuándo lo dibujé, pero quiero creer que son nuestras manos. –le dije mirándolo a los ojos, luego ambos dirigimos nuestras miradas a nuestras manos juntas.

–Pues te ha quedado precioso. –me dio un beso en la mejilla y me sonrió. Ambos escuchamos unos sonidos de besos detrás de nosotros. Nos volteamos un poco y vimos a Tiff y a Alice tirándonos besitos

–Hijas de puta. –les dije y ellas rieron fuertemente.

– ¿Hay algo que quieran compartir con la clase, chicas? Dale, para que nos riamos todos. –les llamó la atención la profesora. Las miré y sonreí victoriosa. Tiffany levantó una ceja y sonrió. Oh no.

–Es sólo que nos divierte ver como Ashley y Jake se dan besitos, están enamorados. –dijo Tiff y hizo sonido de besitos, luego le siguió Alice y luego le siguió todo el curso.

–Ya, ¡basta! Iré a ver algo a la oficina del director, estén tranquilos. –dijo la profesora ysalió del salón.

– ¡Yo chipeo Jashe! –gritó Alice. Las caras de todos eran como de “WTF”. –Ya saben, la combinación de Jake y Ashley. –después de su breve explicación todos soltamos un “ah”.

– ¡Nosotras chipiamos Jashe! –gritaron las dos hijas de puta que llamo amigas. Y luego todos empezaron a gritar lo mismo hasta que….

– ¡Ya cállense! ¿Cómo van a chipiar esa mierda? Es obvio que Jake no ama a Ashley, ella es muy fea. –dijo Putadison.

–AY NO, YA LLEGO LA VAGINA SOCIABLE CON SUS TETAS GORDAS. –gritó Alice. –EVACUEN LA ZONA ANTES DE QUE NOS APLASTE CON SU GRASA.

– ¡CÁLLATE HIJA DE PUTA! –gritó la zorra.

–A VEEEEEEEEEERRRR, ubícate cariño, tú no le dices a mis amigas hijas de puta porque la única zorra y puta que está aquí eres tú. ¿Sabes cómo te apodan? Putadison. –sonrió malévola Tiffany.

– ¡MÁS RESPETO, ESTÚPIDA! SON TODAS UNAS PUTAS, UNAS ZORRAS, UNAS PERRAS…

– ¿Tiene algo más que decir, señorita Madison? –dijo el director.

–Mierda. –pude observar cómo todos dijimos esa palabra al mismo tiempo, pero sin emitir sonido.

–Eh, señor director, mire, yo estaba… -comenzó a decir Madison nerviosa.

–Yo estaba viniendo hacia acá para informarles algo que seguramente les gustará hasta que escucho todos estos insultos que usted le decía a sus compañeras. De verdad me da lástima, creí que estábamos enseñándoles una buena educación, pero eso no ocurre en usted como en los demás, vaya a mi oficina, ahora. –dijo el director con una cara de decepcionado total.

–Está bien, ¡pero todo fue culpa de esas! –nos apuntó a Alice, Tiffany y a mí.

–Les preguntaré a sus compañeros. Chicos, estas chicas. –nos apuntó. -¿Insultaron a Madison? –preguntó. Todos lo pensaron un poco y respondieron que no. Miramos a Madison victoriosas, ella estaba que echaba fuego de sus feos ojos.

–¡ESO ES MENTIRA, JODER, SON TODOS UNOS IMBÉCILES! –se puso como loca a gritar, incluso pateó la silla de la profesora.

–¡BASTA, VAYA A MI OFICINA Y ESPERÉ AHÍ! –le gritó el director a Madison. Ella se quedó callada y recogió sus cosas y se marchó. El director suspiró fuertemente. –bien, ¿alguien tiene algo más que decir? –Todos nos quedamos callados –ok, vine aquí para informarles que en una semana haremos un campamento. Si quieres ir pueden dirigirse a mi secretaria para que los inscriba. Ella les dará más información. Serán tres días de pura sobrevivencia. –dijo el director. Todos celebramos, la verdad es que nos gustan estas cosas, además perderíamos clases y eso a todos les encanta. –Bueno, era eso, tengan un buen día queridos alumnos. –dijo y salió del salón, la profesora entró.

Viviendo a lo grande ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora