—¡¿Min cuál es su maldito problema?! —cuestioné comenzando a estresarme y a asquearme.
—Tae, lo lamento —se disculpó mientras se escuchaba un suspiro, a través de la línea telefónica, demostrando su frustración—, en serio lo necesito. Sabes que no le gusta tomar anticonceptivos durante su celo, y ni hablemos de los supresores.
—¿Me ven cara de repartidor o qué? —cuestioné con incredulidad, tenía mi celular en altavoz mientras manejaba a la farmacia más cercana al departamento de la pareja— sabes que no es normal que te llamen tus mejores amigos pidiéndote que les compres condones. Y no solo condones, sino también, ¡un maldito lubricante anal de piña! ¡¿Si quiera eso existe?!
—Primero —enumeró— no, no te vemos como un repartidor; segundo, entiéndelo, eres su mejor amigo tú más que nadie sabes cómo lo ponen sus celos —justifica tratando de que comprenda la situación y no lo estrese más de lo que probablemente ya esté— y tercero, sabes que de vez en cuando le dan sus fetiches raros.
—Sí, pero no sería más fácil que en vez de usar un lubricante con sabor simplemente comas la fruta, dicen que funciona, eso y el chocolate —debatí, mientras estacionaba el auto frente a la dichosa farmacia 24 horas.
—No es solo cuestión del sabor,— me reprochó— si hubiera sido eso no te habría llamado a las 2 de la madrugada. Además, la fruta o el chocolate no harán la penetración más fa...
—¡Ya cállate! — lo corté— no me interesa saber cómo profanarás a mi mejor amigo. Ya estoy en la farmacia compraré las cosas e iré a su departamento de inmediato, solo aguanta un poco más y no me sigas traumatizando —dije asqueado, tomando el celular para quitar el altavoz y pegarlo a mi oído mientras bajaba de mi auto.
—Por favor apresúrate... y gracias— con esto colgó la llamada, guardé mi celular en mi bolsillo y entré a la farmacia.
El lugar estaba prácticamente vacío, pero que se puede esperar a esta hora. Antes de que me llamaran yo estaba dormido y calientito en mi cama, pero no les importó llamarme 10 veces hasta que les atendí para comprarles los condones y el lubricante, así que no se me hace raro ni incómodo que las pocas personas que están aquí me miren raro.
Lo último que me importaba era qué pensaban sobre mi pijama, no iba a cambiarme para comprar condones. Para mí no tenían nada de malo mi pantalón deportivo negro con un suéter blanco; lo único que a la gente no les podría parecer normal en mi ropa vienen a ser mis pantuflas de Tata, mi personaje favorito de bt21, y que mi cabello estaba hecho un desastre, mechones por aquí y otros por allá.
Me acerqué al pasillo número 5 que estaba al final del lugar, no era muy grande que digamos esta farmacia, dirigí mi vista a los condones, tomé dos cajas de los clásicos y un bote del dichoso lubricante anal de piña.
Comprobaba los productos cuando ese olor llegó a mis fosas nasales, se esparció por todo el lugar, llenando cada esquina de este y molestando a los clientes y trabajadores, excepto a mí por supuesto; se caló hasta lo más profundo de mí, dándole un gran gusto a mi olfato, ocasionando que mi lobo se pusiera alerta buscando la procedencia de este olor.
No sabría describirlo, exactamente, era como una mezcla entre café y chocolate amargo, era realmente fuerte y embriagador. Dirigí mi vista guiándome por mi olfato a donde se encontraba el aroma, mientras las demás personas se quejaban de que se estaban ahogando por tantas feromonas siendo liberadas, parecía que era un celo, no me importaba en lo mínimo, mi vista se posó en la caja donde pedías tus medicinas recetadas, supresores, anticonceptivos, etc.
Se encontraba una chica atendiendo a un cliente frente a ella, noto a alguien detrás de ella, está de espaldas, veo su cabellera azabache, y como la camisa blanca del lugar se pega a su piel, por la transpiración, haciendo que se marquen sus músculos. Sólo por verlo desde atrás, en la distancia en la que me encuentro enciende curiosidad en mí y desespero en mí lobo. Sale por la puerta trasera del lugar, permitiendo que el olor ya no esté tan fuerte para los clientes, a pesar que son pocos. Me acerco a la caja para pagar las cosas, y pedir algunos supresores y anticonceptivos, al llegar la chica, una beta, me mira y me sonríe mientras procesa los productos, siento un poco de vergüenza pero no me molesta en absoluto.
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Sweetly bitter| KOOKV | Omegaverse
FanfictionHISTORIA GANADORA DE LOS TAEKOOK AWARDS 2021 EN LA CATEGORÍA DE "HISTORIAS ESCONDIDAS". -No me esperaba que usted se apiadara de mí, no cualquiera lo hubiera hecho. -No hay de qué, pero tu agradecimiento no es lo único que quiero. -¿Disculpe? -Jeon...