3: When You're Ready

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Alrededor de 10 minutos han pasado. Seguimos en la misma posición, no aparta la cabeza del hueco de mi cuello, mientras, sigo recostado en su pecho, puedo escuchar el latir de su corazón acelerado, se encuentra asustado, por eso busca calmarse con mi olor, espero que lo consiga. Me da lástima, pero es comprensible.

Cuando fue mi primer celo, estaba aterrado, no es normal que un día seas un cachorro feliz, corriendo por todos lados, siendo algo inocente y puro, y al otro te presentes, con cualquier género, estando excitado, en mi caso, suplicando por un alfa que sacie las necesidades sexuales que tu lobo te está obligando a tener, causándote dolor si no son saciadas.

El celo puede presentarse a partir de los 15 años hasta los 20, si el individuo no se ha presentado entre esas edades, y tampoco da indicios de inclinación a algunos de los géneros, este vendrá a ser un beta, no posee celos, ni ningún tipo de olor, pueden emparejarse con quien deseen y pueden procrear, sin embargo, es un poco difícil, procrear en una relación beta-beta, para tener hijos la pareja deberá ser un hombre y una mujer beta.

Con las relaciones beta-omega también es complicado, ya que estos no poseen un nudo de alfa, para que sea más fácil el preñar al omega, sin embargo a pesar de no tenerlo pueden de igual forma embarazarlos, ya que no tener un nudo no les hace estériles. Y en el caso de alfa-beta, es un poco más fácil que los anteriores, pero no pueden tener muchos cachorros, ya que el cuerpo de los betas no está hecho para soportar los nudos de los alfas, cuando ocurre estos pueden soportarlos, pero en muchos casos les puede lastimar, por ello no tienen muchos cachorros, en tal caso máximo llegan a tener dos.

Decidí que ya era momento para irnos, coloqué mis manos en su pecho, para impulsarme, intenté levantarme, pero este me lo impidió apretándome más contra sí, con sus brazos alrededor de mi cintura, apretándome más hacia él, pero sin lastimarme.

—Jungkook— lo llamé suavemente, giré mi cabeza para, intentar encontrar su mirada, pero este se negaba a sacarla de mi cuello, lo único que logré ver fue su nuca, levanté mi mano y la coloqué sobre esta, acariciándolo con mis dedos— debemos irnos.— Simplemente negó con la cabeza, moviéndola de un lado a otro— ¡Hey! Escúchame— le dije removiéndome, logrando que sacara su cabeza de mi cuello, antes de que volviera a colocarla, tomé con mis manos sus mejillas, y le mantuve la cabeza recta, para que nos viéramos a los ojos, sobé sus mejillas con mis pulgares para que no se alterara— Necesito seguir conduciendo.

—¡No! — dijo frunciendo su ceño— conmigo— resoplé con agotamiento, era realmente tarde, quería dormir, pero aún debía ayudarle.

—Mira, sé que no quieres alejarte,— le susurré, nos encontrábamos tan cerca, era suficiente para que nos escuchemos— también sé que debes estar asustado, — ante mis palabras soltó un pequeño gruñido, mala elección de palabras, fue un golpe bajo para el orgullo de su lobo— eso no te hace menos valiente, ok. Quiero ayudarte, para eso necesito que me dejes conducir, aquí no resolveremos nada. — seguía con una mirada impasible en su rostro— El que te ayude, no te hace deficiente.— seguía con las pequeñas caricias en su rostro— Esto es algo delicado, si me permites llegar a tu hogar, podré ayudarte y ya no me alejaré ¿de acuerdo? — cuestioné brindándole una sonrisa de labios cerrados. Ante mis palabras sus ojos volvieron a su color natural, un hermoso café oscuro, noté un ligero puchero en sus labios, era muy pequeño, pero ahí se encontraba. Este cachorro era lo más tierno que pude haber visto en toda mi vida.

—¿En serio?— preguntó, relajando sus facciones, a excepción del pequeño puchero. Su reacción me hizo reír, así que solté una pequeña risa nasal.

—Es en serio. Ahora dime tu dirección— le ordené, este asintió. Antes de levantarme de su regazo, dejé un pequeño beso en su mejilla. Finalmente volví a mi asiento. Encendí el vehículo y nos saqué del estacionamiento del edificio.

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