»Otro primer día«

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Corría y corría intentando llegar al tren, me había levantado increíblemente tarde y estaba a punto de perderlo. Apenas había alcanzado a ponerme un par de cosas que encontré en el clóset (multimedia opcional) y salir con las maletas que gracias a Merlín ya las había preparado junto a mi madre la noche anterior. Mi abuelo me había llevado hasta Kings Cross, y lo despedí tan solo en la entrada de este lugar porque no quería tardar más, y sabía que si él me acompañaba sería inevitable. Tiré las cosas sobre un carrito y con lo que pude de disimulo pasé por la pared de la columna entre los andenes 9 y 10.

Allí estaba, corriendo intentando llegar, le di la mayoría de mi equipaje al hombre encargado, no sin antes sacar una pequeña valija y decir:

—¡Muchas gracias! ¡Tenga buen día! -sin parar de correr aún.

Por un momento estaba a punto de caer al suelo al tropezar con un tacho de basura que había por ahí, pero logré quedarme en pie. Por supuesto que gracias a mi mala suerte el grupo de amigos de Malfoy tenía que estar en el tren logrando verme por una ventana, para luego burlarse.

—¡Hey vuelve! ¡Creo que olvidaste dónde deberías estar, Ollivander! -exclamó el oxigenado refiriéndose al bote en el que había todo tipo de residuos.

—¡Muérete Malfoy! -le grité y seguí corriendo, eso significaba que los de tercero ya habían abordado el tren, osea que los siguientes eran los de cuarto.

Pasé junto a toda esa enorme fila y lo reconocí, aunque tuviera el cabello negro y la piel increíblemente blanca supe que era él:

—¡Jacob! -grité, a lo que mi amigo, notando que estaba con prisa sólo me colocó su mano en el camino para lograr un fantástico choque que, sinceramente, me dolió un poco.

Corrí un poco más y en una ventana logré ver una cabellera rojiza y larga, esperando que me escuchara la saludé con la mano diciendo:

—¡Hola Ginny!

—¡Josy! -me notó, y saludó igual pero colocando la mano en el vidrio.

Encontré la entrada al tren y al instante me topé con Herms, no pude detenerme mucho así que solo la llamé y señalé que me iba hacia el otro lado del pasillo.

—¡Herms! ¡Lo siento, necesito un asiento! -entonces me topé con la puerta de un compartimento que se abría.

—Aquí lo tienes.. -exclamó un chico de cabello azabache que me sacó la valija de las manos- sabía que llegarías tarde..

—¡Longbottom! -grité por último, y me avalancé sobre mi amigo, al que no había visto en todo el tiempo de vacaciones. Con la torpeza de ambos debí suponer que acabaríamos en el suelo.

—¡Ho-hola! -me respondió él, sonriendo y sonrojado, yo de seguro tenía la misma expresión.

—¡Lo siento! -me reí e intenté levantarme, para ver que no estábamos solos- ¿Quién.. es él? -pregunté refiriéndome a un hombre que dormitaba en nuestro vagón.

Luego me volteé y pude ver a mi amigo de lentes y al hermano de la anterior pelirroja.

—Hey ¿Cómo están?

—Bien hasta que aplastaste mi pie.. -se quejó Ron.

—No seas quejón, Ron. No te hizo nada -exclamó Hermione- ¡Hola! Intentaba llamarte para avisarte que teníamos el espacio para ti.. -me explicó mi amiga mientras me abrazaba.

—Aunque Neville le dijo que llegarías tarde.. -me dijo Ron con tono burlón hacia Herms.

—Y yo le dije que en camino te caerías.. -rió Harry.

•|Ollivander y Longbottom|• {Libro 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora