Miedo: emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.
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Tomó asiento en el escalón que daba hacía la playa. No sabía nadar, tampoco le gustaba el sol o la sensación de la arena entre su ropa.
Pero amaba mirar el mar.
Solía pasar algo de tiempo con la mirada puesta en el mismo, viendo como las olas bailaban y se estampaban contra la arena, tal y como lo haría alguien buscando los labios de su pareja.
—¿Qué miras?— La voz le hizo dar un pequeño salto en su lugar. El dueño de la misma tomó asiento a su lado.—¿Qué buscas?
—Nada.— Empezó a jugar con sus manos.—Sólo me gusta mirar el mar, Tae.
—¿Por qué?
—No lo sé, sólo me gusta.
El silencio bailó armonioso entre ellos, nunca había un silencio incómodo entre los dos.
—Eres como el mar, Yuta.— El mencionado lo miró desconcertado.—Nadie te entiende.
—¿Eso es un cumplido?
—No.—Rió un poco antes de seguir.—Aunque no te entiendan, existen personas a las que les gustas.
Rodó los ojos mientras que su amigo tenía la mirada puesta en las nubes, empezaron una conversación sobre si parecía un perro o un caballo, realmente ninguno estaba seguro.
—Tae, los perros no son así.
—Pues no sé que tipo de caballos has visto.—Le sacó la lengua.—En realidad, venía a decirte otra cosa.
—¿Otra cosa?— Asintió mientras ponía la cabeza en el hombro de su amigo.—Si tiene que ver con tus amigos raros, no me incluyas.
—¡Yuta! ¡El padre de JaeHyun va hacer una fogata!
—¿Y?
—¿Cómo que "Y"?— Se separó de su hombro para mirarlo a la cara.—Ya le he pedido permiso a tu mamá, y me ha dicho que está bien.
—¿Le pediste permiso a mi mamá?
—¡Eso no es lo importante!— Se puso de pie y cuando estuvo frente a él, tomó sus manos para levantarlo.—Por favor, ¿Puedes venir?
—¿Qué tendré a cambio?—La mandíbula del coreano posiblemente estaría en el suelo si fuera una caricatura.—Necesito un beneficio.
—Te prestare el nuevo juego que he comprado.
—Trato.
La sonrisa del japonés eran tan grande que no tenía precio, TaeYong estaba feliz, era de las pocas veces que Yuta sonreía.
