Amor: Es un sentimiento de afecto universal que se tiene hacia una persona, animal o cosa.
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La brisa tomó su cabello entre sus manos y lo revolvió un poco mientras reía entretenida, dejó que revolviera su ropa y entrará por los poros de su piel por un rato, de pronto, respirar le costaba y las manos le sudaban. Sin tomarle mucha importancia, abrió la puerta con cuidado y se abrió pasó dentro la casa. El olor a sopa hizo que se sintiera más acalorado, la voz de conductor de algún programa televisivo le mareo un poco.
Se acercó a la cocina a pasos lentos, el cabello largo le dio la bienvenida. La mujer se dio la vuelta y le propinó con abrazo que lo le sacó todo el aire que tenía.
—¡Mi pequeño TaeYong!—Le arrebató los libros de las manos y los colocó sobre la mesa, sonriendo.—Te dije que podíamos estudiar hoy, pero creo que no se va a poder...
El menor en la sala ladeo su cabeza en busca de una explicación, los ojos de Kaori fueron de un lado a otro nerviosos, como si estuviera ocultando algo. Volteó buscando al mayor entre ellos, que se encontraba igual de nervioso que su esposa al pie de la escalera, sus miradas se cruzaron por unos segundos como si la existencia del coreano fuera nula.
—Yo, creo que, bueno, no lo sé,—El hombre movió sus manos en busca de las mejores de palabras.—No sabía que iban a estudiar y...—Le ofreció una mirada a su esposa en busca de ayuda.—¡Ah! Tenemos planes para esta noche.
El suspiro que dio el hombre como si hubiera aprobado su último examen en la universidad le causó todo menos tranquilidad al castaño.
—Ah, si, eso— La japonesa despeinó el cabello de TaeYong antes de continuar.—Hemos dejado sopa por si tienes hambre, Yuta está en su habitación, sólo estábamos esperando que llegarás.
La mujer pasó por su lado no sin antes disculparse nuevamente, se acercó a su esposo y dieron una —para TaeYong— larga caminata hasta la salida. El sonido de la puerta cerrándose lo trajo de nuevo a la realidad, se acercó a la olla para confirmar su contenido. Estiró su mano para tomar algunas platos y sirvió algo de sopa en cada uno, dejándolo en la mesa de comedor.
Se quitó su abrigo con pereza, dejando ver una camiseta algo vieja, tal vez de cuando era adolescente, el estampado desgastado podría confirmar el tiempo de vida de la prenda. El sonido de sus propios pasos le puso algo nervioso, el silencio del lugar era algo abrumador, subió las escaleras rápidamente y se dirigió a la primera puerta a la derecha. Sus nudillos tocaron la madera un par de veces, pero no obtuvo respuesta. Tocó nuevamente, sin embargo, el resultado era el mismo.
Silencio.
¿Debería entrar? Había pasado algo de tiempo desde la ultima vez que entro a la habitación del menor, tal vez, unos cuantos años. Dejo caer su cabeza sobre la madera, pero la puerta se abrió haciendo que se tropezara hacía delante, dejando su cuerpo dentro de la habitación. Sus ojos fueron a la cama, que se encontraba vacía. Frunció se ceño revisando cada espacio del cuarto, fallando en su búsqueda, dejó salir el aire de sus pulmones y alzó la mirada hacia el techo.
