Capítulo 8: Opciones.

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Dominique pensó muchas cosas cuando se iba de espaldas. Pensó  que había salvado a sus amigos. Que eso estaba bien. Pensó que Agustín la había abandonado. Eso estuvo mal. Pero lo peor es que ahora ella iba a morir. Había salvado a sus amigos, pero iba a morir. No sabía si sentirse bien consigo misma o sentirse estúpida.
Sentía que caía en cámara lenta. Se iba de espaldas, pero, por alguna razón, sintió que ese no era el momento donde ella debía morir. No era ahora. Por lo tanto, su cuerpo reaccionó a ese estímulo. En un movimiento ciego, estiró el brazo cuanto pudo, y logró agarrarse de uno de los fierros de la baranda. Se dañó la mano y el impulso hizo que se diera un golpe en las costillas cuando rebotó con la parte inferior del puente, pero logró mantenerse sostenida. Luego, se aferró con la otra mano, para mayor resistencia. Quedó colgando.
Observó el panorama. No podía subir porque un zombi la esperaba arriba. No podía soltarse porque una horda la esperaba abajo. Lo único que podía hacer era mantenerse ahí, suspendida. Aunque tenía un pequeño problema con eso: Sus brazos cedían. "Genial", pensó, "Me aferro a la vida, y no sirve para nada.".
Sus brazos dolían; no resistirían mucho mas. Iba a caer. Era el fin. Cerró los ojos. Ojalá fuera una muerte rápida.
Antes de dejarse caer, sintió el sonido de un golpe, y luego el de una caída. Abrió los ojos y miró hacia arriba. Vio que Agustín le ofrecía una mano para que subiera.
-- ¡Rapido, antes de que me arrepienta! -- Le gritó, haciendo un ademán para que tomara su mano.
Dominique sonrió y estiró el brazo derecho. Agustín la comenzó a subir con esfuerzo.
-- ¡Tan chica que eres y tanto que pesas! -- Refunfuñaba Agustín mientras la subía. -- ¡No puedes pesar tanto!
-- ¡Quedate callado y subeme! -- Le gritó Dominique, ofendida.
Agustín continuó subiéndola. Pero cuando la tenía casi arriba, el zombi que había derribado le agarró un pie, tironeandoselo, y haciéndolo caerse.
Dominique se aferró a lo que pudo, pero se dobló un dedo muy hacia atrás, lo cual le produjo un dolor que le llegó hasta la muñeca de la mano izquierda. No podía sostenerse con esa mano. Agustín peleaba con el zombi lanzándole patadas, pero este no soltaba su pie, y lo acercaba peligrosamente hacia su boca. Dominique, como pudo, se tomó del barandal con las 2 manos, y se impulsó para subir. El dolor que sentía la obligaba a gritar, pero continuó a pesar de este.
Cayó en el puente. Agustín todavía luchaba con el zombi. Este se le había subido a las piernas, por lo cual el se movía desesperado, intentando que no lo mordiera.
Dominique estaba aterrada. A lo único que atinó fue a darle una patada al zombi en la quijada, con lo cuál este se fue hacia el lado. Ese tiempo lo aprovechó Agustín para levantarse y ambos salieron corriendo hacia otra escalera, bajaron del segundo piso y se encerraron en lo que en un pasado fue la inspectoría de ese liceo. Los zombis de abajo no los vieron.
*     *     *
Luego de unos minutos, volvieron a asomarse. Los zombis estaban en su estado de letargo de nuevo, algunos abajo, otros arriba del puente, otros en la cancha techada, o simplemente donde estaban antes. Ya no había alboroto. Todo estaba en un relativo silencio. Entraron a camarines.
-- ¿Que hacemos? -- Preguntó Josefa, -- ¿Adonde vamos ahora?.
-- Yo creo que deberíamos seguir en la campaña del supermercado, -- Alzó la voz Patricio G., mirando a los ojos a Annais, -- Ya que, a pesar de todo lo que pasó ahora, sigue siendo el plan mas viable. --
Todos se miraron y asintieron. Bueno, casi todos. Solo uno comenzó a quejarse.
-- Pero, ¿es que ustedes son tontos o que?, ¡estuvimos a punto de morir por ese estúpido plan!, ¿y ustedes quieren seguir?, ¡tienen que estar locos! -- Les recriminó Patricio R. a todos.
-- A ver, Patricio R, se que quizá suena muy descabellado, pero es la mejor opción. El plan es...--
-- ¿La mejor opción?, ¡La mejor opción es no salir de aquí!, ¿No lo entienden?, ¡sobrevivimos de suerte, pero esta no va a estar con nosotros por siempre!, ¡haganme caso! -- Gritó él, interrumpiéndola.
-- ¡Bueno, pues, si tu no quieres seguirnos es tu problema!. ¡Lo único que haces es poner peros!.--
Le gritó Jayson, que ya estaba perdiendo la paciencia.
-- ¿Y que te metes ?, ¡gracias a ti casi muero!--
-- ¡Ojalá te hubieras muerto! --
-- ¡De nosotros 2, yo no sería el primero en morir!, ¡Además, soy un miembro mucho mas valioso que tu, así que no me jodas! --
-- ¡Dejen de pelear, parecen niños!, ¿no ven que estamos en una situación desesperada?, ¡Dejense de ser tan inmaduros, por Dios! -- Les recriminó Annais, ya harta de ser la líder de un grupo tan desigual, -- ¡Vamos a seguir juntos, nadie mas va a pelear, y vamos a idear otro plan!, ¡pero ya callense! --
Todos se quedaron callados, pero Jayson y Patricio R. todavía se dedicaban miradas de odio. Pensaban que querían matarse el uno al otro. Pero esos pensamientos se esfumaron cuando se escucharon unos golpes en la puerta de los camarines. Eran unos toc-toc muy suaves.
*     *     *

Apocalipsis en el ColegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora