Ya había transcurrido un día entero y Addie aún era incapaz de entender lo que había ocurrido.
Todas las personas se habían sumido en un simultáneo sueño y ninguna de ellas despertaba sin importar cuánto las sacudiera Addie.
Algunas estaban en sus autos y al igual que la madre de Sam muchos de ellos habían chocado hasta detenerse, o bien, sus pies se habían separado de los pedales y sus autos quedaron en medio de la nada. O eran como los demás, que quedaban varados en la calle, con las extremidades extendidas. O simplemente se encontraban en sus casas en medio de sus actividades diarias, como su madre, que seguramente había caído dormida sobre su sala. Incluso los animales mismos se habían visto afectados por lo que fuera que había pasado, hasta las aves reposaban en el suelo o en los techos de las casas, profundamente dormidas.
Y Addie estaba muerta de miedo.
No dejaba de deslizarse por las calles, con pasos lentos, mirando cada cuando a las personas a sus pies, esperando que cualquiera de ellas en cualquier momento se pusiera de pie y le afirmara que todo estaría bien. Esperando despertar de esa horrible y muy extraña pesadilla. Caminando con lentitud, abrazándose a sí misma y sollozando en silencio.
Tenía tanto miedo, podía sentirlo recorrer cada molécula de su cuerpo.
¿Por qué ella? ¿Por qué estaba despierta y los demás no?
Un pensamiento aún más escalofriante cruzó por su mente.
Ninguno de ellos, en su estado actual, podrían comer o beber, ¿acaso eso podría implicar que...?
No, se interrumpió a sí misma con fuerza, no podía permitirse ese tipo de ideas. Ya tenía bastante en su plato con sólo observarlos dormir con tan finas y tranquilas expresiones en sus rostros. Dejándola sola en esa terrible situación.
Volvió a su casa, sabiéndose el camino de memoria, y entró a ella, tras brincar por la barandilla, acariciar a un dormido Biel un poco y girar el picaporte de la puerta. Se quedó en el umbral unos segundos, reteniendo sus lágrimas y entrando muy lentamente, arrodillándose junto a su madre y pasando un brazo por sus hombros.
Y cerró los ojos. Deseando dormir justo como ellos, no quería estar despierta. No quería estar sola.
Se acurrucó más y estrujó su jirafa de peluche contra su otra mano.
Y los sollozos volvieron con más intensidad. La televisión estaba apagada, todo parecía haberlo hecho un poco después de que todos cayeran dormidos, o eso observó Addie. De manera que, el único ruido en su casa, en su municipio, tal vez en su estado, en su país y quizá en el mundo, provenía de ella.
El pensamiento la deprimió y se empujó más contra su madre. Sintiendo su calor corporal y su suave respiración.
Se quedó así, llorando hasta que su cuerpo se cansó lo suficiente para desconectarse y dormir por fin, uniéndose a todas las personas de afuera que hacian lo mismo.
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Addie Bagler Y La Maldición Del Sueño © #1 [COMPLETA]
Fantasy[Libro 1 de la Saga Addie Bagler] ¿Qué harías si fueras la única persona despierta en una realidad en la que toda la humanidad ha caído dormida espontáneamente por algún motivo desconocido? Addie Bagler, una niña de siete años que siempre había cre...