~Capítulo 17~

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Ya había pasado alrededor de una semana desde que habían emprendido aquel arduo viaje, quizá había pasado más tiempo, ya que Addie no contó con exactitud cuántos días habían ido y venido, pero pasaron los suficientes para que extraña su hogar más ...

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Ya había pasado alrededor de una semana desde que habían emprendido aquel arduo viaje, quizá había pasado más tiempo, ya que Addie no contó con exactitud cuántos días habían ido y venido, pero pasaron los suficientes para que extraña su hogar más que nunca.

No hubieron más inconvenientes ni sucesos extraordinarios desde que se había encontrado con el unicornio, lo cual era bueno. Así ya no debían retrasarse y podrían llegar más rápido a la montaña, la cual, de hecho, se asomaba a gran distancia como los cerros que a veces veía desde su casa, aún estaba muy lejos, pero la distancia se acortaba y eso la hacía sentir esperanza.

Se levantaban de un descanso a mitad del bosque —ya que habían torcido el camino del sendero por ahí— cuando Hyrod soltó un gran suspiro tras ayudarla a subir a su caballo una vez más.

—Estamos por cruzar otro... reino —comenzó a decir, subiéndose detrás suyo—, pero no somos precisamente bienvenidos allí, tendremos que hacer lo posible por pasar desapercibidos, y por lo mismo dejaremos los caballos cuando lleguemos, ¿bien?

Addie asintió con la cabeza, levemente dudosa sobre tener que abandonar a sus caballos, pero pensando en que de todas formas habrían tenido que dejarlos al llegar a las montañas.

—Bien. Aunque, ¿cuántos reinos hay? —preguntó con curiosidad y mirando el camino por donde el caballo trotaba.

—Muchos —respondió Kasla a un lado y con una risa sin atisbo de gracia—, y lamentablemente ninguno congenia con Savtér.

—¿Es por el rey?

—El rey y lo que hay en su reino. Pocos reinos practican libremente la magia, y muchos menos tienen portales activos en su intetior.

Addie frunció el ceño y giró su cabeza hacia la chica cuya mirada estaba clavada en el frente.

—¿A los demás no les gusta la magia?

—No es que no les guste —interrumpió Layson esta vez, y Addie volvió su cabeza hacia él—, le temen, es diferente, no todos saben usarla, es normal que les teman a los que sí pueden, en especial cuando grandes idiotas como el rey dan ese ejemplo.

Y así el asunto quedó zanjado y continuaron en silencio, mientras Addie pensaba cómo serían los otros reinos, y si siquiera estaban enterados del gran problema en que su mundo se había metido por uno de ellos.

Afortunadamente no tardaron en llegar a él, y un gran castillo similar al que había visitado por primera vez hace unos días se alzaba entre los árboles, muy lejos de ellos pero aún así mostrando su grandeza y elegancia. A diferencia del reino de Savtér, el pueblo —uno muy grande y extendido— de aquel reino estaba sujetado a su castillo, a los pies de éste y con murallas a su alrededor.

—¿Por qué este reino es muy diferente a Savtér? —preguntó Addie pudiendo contar al menos diez cosas distintas de ambos lugares.

—Porque el rey de nuestro reino  practica magia —respondió Hyrod, mientras bajaba del caballo y la ayudaba a hacer lo mismo—, así que no necesita de grandes murallas cuando ningún otro reino tiene planeado acercarse, y en cuanto a su pueblo... Él pensaba que era un defecto mantener a su gente unida, así que los dividió a todos dejando que hicieran su vida en el bosque, aunque no de forma independiente, suelen haber guardias en todas partes, y si no lo estuvieron mientras cruzamos por ahí fue por el portal que necesita cuanta protección pueda reunir.

Addie Bagler Y La Maldición Del Sueño © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora