Capítulo 17

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—Uy... perdón.—dice el chico parado en la puerta.—No sabía que estabas acompañado.

—Cami ¿Qué haces hermano? —Mateo se acerca a saludarlo con un choque de manos.—Mira, ella es Agus...

El chico me mira y levanta una ceja.

—Así que vos sos la famosa Agustina...—se acerca a saludarme y yo me pongo de pie para saludarlo con un beso.

—Hola...—le digo sonriendo, rogando que no me reconozca.

—¿Te conozco de algún lado?—pregunta y yo aprieto los labios.

Mierda.

—Ni idea la verdad...

—Del boliche bobo...—dice Mateo.—Te acordas que me fui con ella esa noche que previamos en lo de tus amigas.

—¡Ah sí!—exclama, pero me mira no muy convencido.—Debe ser de ahí... Bueno, venía a ver qué estabas haciendo, pero no los quiero joder, así que me voy.

—Na, quédate a comer boludo... no jodes. ¿Verdad Agus?

—Para nada...

—No, en serio... en lo único que si te voy a joder es si me podes prestar un picador, que se me hizo mierda el mío.

—Ah, sí obvio... creo que mi viejo tiene uno guardado, dame un segundo que lo voy a buscar.—dice Mateo y sale de la habitación.

El chico me mira y se cruza de brazos.

—¿Segura que no te acordas de mi?—me pregunta y yo intento esquivar su mirada muy incómoda.

—No le digas nada... por favor. Tengo que encontrar la forma de decírselo yo.

—No le voy a decir nada. —dice y lo miro sorprendida.—Por ahora, pero sí se lo vas a decir vos.

En ese momento Mateo vuelve a la habitación y nos mira confundido.

—¿De qué hablaban y por qué se callaron cuando entré?

—¿Le digo?—pregunta Camilo riéndose y yo lo miro confundida y un poco frustrada.—Bue... le decía que te vigile porque te gustan mucho las turras del barrio.

Mateo levanta las cejas.

Yo me río aparentando que entiendo la situación.

—No le creas Agustina. La única que me gusta sos vos...—dice y me abraza para después dejar un beso en mi cachete.—Toma gil, deja de decirle cagadas a mi wacha.

—Gracias hermano. Los dejo tranca... nos vemos.—dice, lo saluda a él con la mano y a mi con un beso y se va.

—¿Estás bien?—me pregunta al darse cuenta de que sigo medio preocupada.—No me digas que le creíste lo de las turras...

—No... no.—digo e intento sonreírle.—Ya fue. Cambiando de tema... ¿Sabes que tengo una fiesta el sábado?

—¿Sí? ¿Me estás pidiendo permiso para ir?—pregunta y se ríe.

—¿Tengo que pedirte permiso?

—Obvio que no amor.—dice y me da un beso en la boca.—Yo también tengo una fiesta.

—Sí... creo que es la misma.—digo y él levanta una ceja.

—Yo tengo la fiesta de Nicki Nicole, no sé de qué fiesta hablas vos.

rain » truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora