Capítulo 53

3.5K 331 271
                                    

Narra Trueno:

—Bueno.—digo y ella me mira levantando sus cejas y después frunce el ceño como si estuviera muy confundida, se seca las lágrimas.

—¿Qué dijiste?—pregunta y se muerde los labios.

—Que te voy a dar una oportunidad.—digo y trago en seco.

—¿De verdad?—pregunta ilusionada.

—Sí... pero a la primera que no me convenza, despareces de mi vida. Posta te lo digo.

Ella aprieta los labios y agarra mi cara.

—No te preocupes... te juro que te vas a acordar de mi y de nuestra relación hermosa que teníamos...—acerca su boca y deposita un beso corto en mis labios.—Ay... no puedo amarte así...—se levanta y se sienta en mis piernas, yo apoyo mi mano en su cintura.—Te amo muchísimo, quiero que lo sepas.—dice y yo aprieto los labios y sonrío un poco.—Ya sé que vos no me amas como antes... todavía.

—Es difícil...—murmuro.—Perdoname.

—No me pidas perdón amor... con estar con vos nada más, yo soy muy feliz. —yo me muerdo los labios y después sonrío.

Es un sentimiento raro.

Siento que no quiero estar con ella, pero al mismo tiempo... siento que no puedo dejarla sin una oportunidad.

Narra Agustina:

Estamos en el hospital con mi papá.

Ya hablamos con la policía e hicimos la denuncia...

Mi papá pensó que me estaba haciendo algo, por eso lo golpeó.

Raúl está internado ahora. Pero ya está bien.

Fue un golpe fuerte en la cabeza, pero no le produzco nada malo.

Estamos sentados en la sala de espera.

—¿De donde lo conoces?—le pregunto a mi papá, él no me mira.

—No te puedo decir.

—Andate a la mierda.—le digo y me pongo de pie.

—¿A donde vas?

—A la casa de Mateo.

—¿Estás loca? Que esté internado no significa que no pueda hacerte algo.

—Me dijo que podía hacer lo que quiera. Y yo quiero estar con Mateo.—digo frunciendo el ceño.

—Déjalo en paz a Mateo... él está bien.

—¿¡Qué hablas!? ¿Qué sabes vos si está bien o no?

—Está bien. Créeme.

—Papá me estas confundiendo.

—Sé que está bien porque lo veo todos los días hija.—dice y yo frunzo el ceño.

—¿Qué?

—Mateo viene todos los días a casa cuando vos estás en el colegio... para preguntarme cómo estás y si necesitas algo.

Trago en seco y suelto una lagrima de emoción.

—¿En serio?

—Sí... ese pibe es increíble hija. Pero...

—¿Pero qué?—pregunto con miedo.

—Pero se está viendo con la otra chica... y no quiero que te haga nada malo a vos.

Mi corazón se parte en dos.

—¿Mateo y Dolores volvieron?—pregunto con la voz quebrada.

—Estoy casi seguro que sí...

rain » truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora