Capítulo 30

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Ella me mira con todo el odio del mundo porque sabe que tengo razón.

Da un paso atrás y veo como suspira tratando de no mandarme a la mierda.

—Es verdad.—dice y yo levanto las cejas sorprendida.—Estoy tan enamorada de Mateo que no le dije a Raúl que él era tu novio por miedo a que le haga algo.

—Estás loquisíma.

—Y sí, tendrías que agradecerme porque si no me hubiera desecho de Lolita vos nunca habrías conocido a Mateo.

—¿Qué le hiciste a esa pobre piba?

—¿Pobre piba? Pf, ni la conoces. Lo mejor que pude haber hecho es alejarla de él.

—La alejaste por una obsesión tuya y lo destruiste, pensaste en vos nada más, no en Mateo.

Ella suelta una risa sarcástica que me hace arder de la bronca.

—A veces el malo de la película no es quien vos crees que es.

—No me vengas con tus metáforas y háblame claro. ¿Por qué decís que Lolita es mala? ¿Qué le hizo a Mateo?

—Eso ya no importa, Lolita se fue y no va a volver... no tenes que preocuparte por eso. La última cosa que te voy a decir es que... yo no quise decirle nada a Raúl, él me presionó tal y como te presiona a vos.

—¿¡Y por qué te acercaste a mi entonces!? Si no es para separarme de Mateo. ¡Habla de una vez wacha!

—Yo no me acerque a vos. Vos te acercaste a mi. Trabajo con Raúl hace mil años y me pidió que te vigile, sin embargo no le dije nada porque me das pena. Estás tan sola en esta vida que me haces acordar a... a Lolita.—se ríe.—Con la diferencia de que vos sos una pendeja inocente y ella una lacra.

Me quedo mirándola con bronca y los ojos llenos de lágrimas.

No sé si me está mintiendo o no. Pero tengo muchas ganas de arrancarle las extensiones de pestañas que tiene puestas.

—Ah... casi me olvido de darte lo que vine a darte...—se ríe y empieza a buscar algo en su bolso.—Toma.—me da un papel.—Lo único que te voy a pedir es que te alejes de Mateo antes de que Raúl le haga algo. Yo sé que me odia y que nunca en la vida se va a fijar en mi, pero si le llega a pasar algo por culpa tuya...—se acerca y me agarra la cara con una de sus manos mirándome amenazante.—Te juro que te mato.

Me suelta empujándome y sin más se aleja de ahí.

Me quedo atontada porque no entiendo nada.

Miro el papel que está en mis manos.

Es una nota.

"Bebita linda, te espero esta noche en mi casa para contarte más sobre tu nuevo trabajo, te quiero. Raúl."

Hago un boyo ese papel y las lágrimas empiezan a salir disparadas.

Tengo miles de preguntas dando vueltas por mi cabeza... y ninguna de ellas tiene respuestas.

¿Será verdad lo que dijo Ludovika?

Y si es verdad...

¿Qué le hizo Lolita a Mateo?

¿Cómo hizo para mandarla a Estados Unidos?

¿Es en realidad Lolita "la mala de la película"?

—Perdón...—siento una voz masculina y me asusto, miro hacia adelante por un segundo y veo a un chico con rulitos rubios sentado donde antes estaba sentada la Italiana.—Iba a preguntarte si estabas bien, pero claramente no lo estás... ¿Necesitas algo?

—No...—digo y me seco las lágrimas.—Gracias... ¿Me das otra cerveza por favor?—le pido al chabon de la barra.

—No creo que tomar alcohol sea la solución si estás mal...—habla el chico y lo miro frunciendo el ceño.

Me sorprendo al ver unos ojos azules impresionantes.

—¿Vos qué sabes cuál es la solución para mis problemas?

—Uy... no sé la verdad, tenes razón. Pero si tomas ahora que estás mal, se te va a hacer una costumbre y vas a tomar cada vez que lo estés... y eso lleva a la adicción.

—No me voy a convertir en una alcoholica por tomarme una cerveza. No te preocupes.—digo y veo que el chico de la barra deja mi cerveza en la mesada.

—¿Cuantos años tenes?—me pregunta y veo que no deja de mirarme.

—¿Qué te importa?

—Perdón. No quiero molestarte... es que pareces re chica...

—Bueno, sí me estás molestando.—digo ignorando su mirada.

Pero lo veo de reojo y me doy cuenta que tiene cara de preocupación en su rostro, lo cual me da un poco de pena.

—Tengo 15.—suelto sin mirarlo.

—Lo supuse... este no es un lugar para vos. ¿Lo sabes no?

—¿Por qué te preocupas tanto por alguien que ni conoces?

En ese momento me recuerda a Mateo... cuando me encontró esa noche en la plaza y se preocupó por mi sin siquiera saber mi nombre.

—No es que me preocupo... bueno, en realidad sí... porque tengo una hermana de tu edad y...

—¿Y vos qué haces acá? Ni pinta de venir a estos lugares tenes... sos un cheto, se nota de acá a la china. ¿De donde sos?

Él suspira y esquiva mi mirada.

—Palermo.—suelta y yo me río.

—Era obvio. ¿Qué mierda haces en La Boca?

—Eso no te incumbe a vos.

—Ah... ahora sos vos el que no quiere contestar las preguntas.—suelto una risa sarcástica.—Viniste a comprar droga. ¿No?—Él me mira sorprendido levantando sus cejas.—Yo te puedo vender, si queres.

—¿Me estás jodiendo?

—¿Qué queres? ¿Marihuana? ¿Pasti? O merca... Queres merca ¿no?

—No quiero merca.—frunce su ceño. —Vine a comprar porro nada más. Y dudo que vos vendas, así que no te metas.

—Ay por favor... ¿De qué me sirve mentirte?—me saco mi mochila y la abro en mis piernas.—¿Cuantos queres? ¿Dos g?

Él asoma su mirada y se sorprende al ver la cantidad de marihuana que tengo ahí adentro.

—¿Me vas a vender esto acá así?

—¿Sos ciego o tarado?—digo y miro al rededor.—Mira a toda la gente. Este bar es el lugar perfecto para vender.

—Banca un segundo... yo sé quien sos vos...—dice y yo levanto mis cejas sorprendida y asustada a la vez.—Sos la novia de Trueno.

[...]

Holissss💞

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rain » truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora