Capítulo 1

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La puerta se abría en la Compañía de Investigación Secreta o como le suelen llamar: CIS. Por ella entraba el hijo mayor del jefe y uno de los mejores investigadores del lugar, el capitán de los Siete Pecados Capitales: Meliodas Demon.

Caminaba despreocupadamente a pesar de saber qué iba siete minutos tarde. Tomaba un café doble que se había detenido a comprar unas cuadras atrás y saludaba a todos sus amigos y conocidos.

— Llegas tarde —dijo su hermano menor, Zeldris.

— Lo sé —siguió tomando su café mientras se dirigía a la oficina de su padre—. Me quedé dormido.

— Intentamos despertarlo, pero fue imposible —dijo un hombre de casi dos metros y cabello blanco. El mejor amigo de Meliodas: Ban.

— Papá tiene algo muy importante para ti.

— ¿Sabes qué es?

— No, solamente me dijo que esperaba que lo tomaras profesionalmente —el rubio se detuvo en seco.

— ¿Por qué cree que no me tomaré algo serio?

— Capitán, tú nunca te tomas nada en serio —dijo un hombre con cabello castaño y que siempre portaba un traje: King.

— Silencio Harlequin —dijo mientras lanzaba su envase ya vacío al cesto de basura y entraba a la oficina de su padre.

— Te dijo Harlequin —se burló el hombre de cabello blanco.

— ¡Ban! —le reprochó su prometida— Ya deja a mi hermano.

— Siempre es lo mismo —dijo fastidiada de que su amigo siempre molestara a su esposo.

— No te preocupes Diane, aún no es mi cuñado.

— ¿Qué misión creen que tenga DK para nosotros?

— Debe ser algo muy interesante. Espero y tenga que ver con Estarossa.

— Si es así yo podría encargarme de él sin problemas.

— Siempre tan orgulloso Escanor.

— Tú no te quedas atrás, Merlín —dijo Zeldris para después irse.

Esos eran los amigos y el hermano de Meliodas. Todos se conocían desde preparatoria. Todos sabían la historia de su capitán. Y sabían perfectamente que hoy no se había levantado tarde, sino que hoy era un día muy doloroso para él, pero no sabían el porqué.

Meliodas entró sin previo aviso a la oficina de su padre. Al verlo solamente arqueó una ceja y le indicó la silla para que se sentara.

— Me imaginaba que hoy llegarías tarde, haces eso cada año.

— Solamente me desperté tarde. No oí el despertador.

— Te conozco hijo, ¿por qué no me dices de una buena vez que recuerdos te traen este día? Que yo sepa aún faltan 6 meses para el aniversario de la muerte de Liz.

— Ya te dije, me quedé dormido. ¿Qué tienes para mí esta vez? Zel me dijo que tenías miedo que no lo tomara profesionalmente, ¿por qué?

— Porque la misión tiene que ver con Estarossa —rápidamente el chico se acomodó en la silla y se apoyó sobre el escritorio—. No quiero que tus emociones y deseos de venganza intervengan en esta misión.

— Papá, él fue quien asesinó a Liz. ¿Cómo no quieres que me vengue? ¡Tengo que vengar a Liz!

— Entonces no tendré otra opción que darle la misión a tu hermano, sobre todo porque no solamente él te dará recuerdos de Liz.

¿Te arrepientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora