Era un hecho, Elizabeth y su don de meterse en problemas habían vuelto a hacer de las suyas. Ahora que Estarossa sabía con quién estaba, será más fácil para él jugar con ella y su hijo, pero no tenía otra opción. Bueno, de hecho sí la tenía.
El celular de Elizabeth desapareció de sus manos y al girar para ver quién se lo había quitado, se encontró con el rubio y una cara de molestia.
— Hola Estarossa, veo que te gusta jugar a las atrapadas.
— Meliodas cuánto tiempo, la última vez que hablamos fue cuando maté a Liz.
— Cierra la boca maldito.
— ¿Podrías pasarme a la belleza de Elizabeth?
— ¡No quiero que la vuelvas a llamar así!
— Que genio. Sabes que muy pronto te atraparé y te mataré como lo hice con Liz.
— Te estaré esperando y seré yo quien te meta una bala en la cabeza.
El chico colgó y tiró el celular al suelo para luego pisar lo dejándolo disfuncional para siempre.
— ¿Qué te pasa?
— ¿Qué me pasa? ¡¿Qué te pasa a ti?!
— ¡A mí no me pasa nada, pero tú tiraste mi celular y lo rompiste!
— ¡¿Y crees que eso me importa?! ¡Yo no dejaré que rastreen tu celular y te hagan algo a ti o a tu hijo!
Elizabeth se quedó callada. Sabía que Meliodas tenía razón, si lograban localizarlo podría pasarle algo a su hijo, o a él. Y ella no quería que ninguno de los dos saliera lastimado por su culpa.
— ¿Por qué? —comenzó a llorar— ¿Por qué no solamente cumpliste lo que prometimos por Liz?
— Deja de meter a Liz en todo esto.
— No puedo… —decía llorando— La traicioné de la peor manera.
— Fue…
— Fue un error, ¿no?
— ¿Te arrepientes?
— Ella te quería —dijo evadiendo la pregunta—. ¿Por qué terminaron?
— ¿Cómo lo sabés?
— Gelda me lo dijo, terminaron dos años antes de su muerte. También me dijo que sus peleas comenzaron un mes después de que me fui.
— Eh… A ella le dolió mucho tu partida. Fue repentina.
— ¿Fue por eso?
— … Sí.
— Fue mi culpa —el chico quería negarlo, pero él sabía que sí había sido la culpa de ella en cierto modo—. Destruí la vida de mi hermana por completo.
— No lo hiciste.
— Sí, lo hice. Ni siquiera pude ir a su funeral porque mi madre no tuvo la dignidad de decirme que…
— Yo no la dejé.
— ¿Qué?
— Yo no permití que ella te llamara.
— ¿Por qué? ¡¿Con qué derecho lo hiciste?!
— ¡Porque tenía la esperanza que siguiera viva!
— ¿Qué?
— Nunca encontramos su cuerpo —su voz comenzó a cortarse—, pero nunca volvió a aparecer. Fueron dos meses en los que la estuve buscando —comenzó a llorar— porque no quería que sufrieras por la muerte de Liz.
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¿Te arrepientes?
FanfictionMeliodas Demon es un espía de la policía, tiene a su equipo que se hacen llamar los Siete Pecados Capitales. Un día una misión llega a ellos y una gran oportunidad para atrapar a uno de los mafiosos más grandes del mundo: Estarossa. Pero esa misión...