Capítulo 10

800 53 5
                                    

Tristán se quedó pensando en qué contestar. Él le había prometido a su madre que no diría nada respecto a su ojo. Todo para proteger a su papá, pero de cierto modo la chica le brindaba cierta confianza y sentía que podía contárselo, pero... ¿Su mamá se enojaría? ¿Le pasaría algo malo a su papá? Él lo que menos quería es causar problemas a sus padres y sabía que decir la verdad podría causarlos. 

— Eh...

— Vamos, puedes contarme —sonrió gentilmente.

— ¡Tristán! Estás aquí hijo —lo abrazó—. Hola Elaine.

— Hola, Ellie.

— No quería despertarte, mamá.

— Sabes que me preocupo mucho por ti —miró a su amiga—. Gracias por servirle el desayuno.

— No es nada. Me dijo que te quedaste hablando con Meliodas.

— Cosas sin importancia.

— Ya quiero volver a ver la tele con él, el señor Meliodas es genial —ambas rieron.

— ¿Y de qué hablaban?

— Elaine me preguntó por mi ojo, mamá. ¿Puedo decirle? —ambas se miraron.

— Veo que ya terminaste de desayunar —dijo su madre—. Ve a cambiarte, yo lavo tu plato.

— Ok, mami —el niño se fue y ambos se miraron seriamente.

— ¿Por qué te importa tanto el parche de mi hijo?

— ¿Por qué nunca hablas de él?

— Esos son temas privados.

— Evades todos los temas referentes a tu hijo.

— Es que no quiero que sepan nada de él.

— Solamente queremos ayudarte.

— Meliodas fue quien me trajo acá en contra de mi voluntad y quien quiso protegerme. Yo nunca les pedí que lo hicieran.

— ¿Qué te pasó en estos diez años para que cambiaras tanto? Ya no eres la Ellie que siempre sonreía.

— Esa Ellie se fue hace diez años y no volvió conmigo. Ya deja de preguntarme, solamente quiero que todo esto acabe para volver a mi vida normal.

— ¿Te quieres alejar de nosotros de nuevo?

— Créeme que es lo mejor para todos.

La rubia salió de la cocina molesta mientras Elizabeth se sentaba en una de las sillas y comenzaba a llorar.

(…)

Elaine entraba furiosa a su habitación y justamente King ubá saliendo de la suya por lo que vio a su hermana menor. Decidió ir para preguntarle que tenía pues sabía perfectamente que Ban no estaba en la casa en estos momentos. Tocó la puerta y su hermanita le abrió en seguida.

— Creí que eras Ban.

— ¿No te pone feliz hablar con tu hermano? —ella asintió— Y por lo que dijiste no te peleaste con Ban —negó—. ¿Entonces?

— Con Elizabeth.

— ¿Por qué te peleaste con ella?

— Oculta cosas, yo lo sé.

— Todo el mundo oculta cosas.

— Lo sé, pero también sé que si nos las dice la podemos ayudar.

— Tú eres una psicóloga, Elaine. Sabes que muchas veces la gente no quiere ayuda.

— Y eso está mal.

¿Te arrepientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora