¿Te arrepientes?

Capítulo 18

★★★10 años antes★★★

El timbre sonaba a las nueve de la mañana en la casa Demon. El ama de llaves abrió la puerta y se encontró un una chica alta y rubia que tenía la respiración entre cortada.

— Señorita Gelda, pase por favor.

Ella entró y se sentó en un sillón.

— ¿Gusta que le traiga algo? ¿Quiere que llame al joven Zeldris? —negó.

— Necesito a Meliodas.

— ¿A mi hermano? —preguntó Zeldris en el último escalón pues es la hora en la que suele levantarse en un fin de semana— ¿Qué sucede?

— Necesito decirle algo, solamente él puede evitarlo.

— Ve por mi hermano —le dijo a la señora que rápidamente fue por Meliodas.

Zeldris le dio un vaso de agua a su novia y en pocos minutos bajó Meliodas extrañado de que la novia de su hermano lo buscara.

— ¿Qué sucede?

— Elizabeth…

— ¿Le pasó algo?

— Se va del país.

— ¿Cómo?

— Su vuelo sale en media hora, si te vas ahora y tienes suerte, podrás alcanzarla y…

Sin darle más tiempo salió corriendo a la puerta. Tomó las llaves del auto y comenzó a manejar lo más rápido que podía el auto. Se pasó algunos altos, rompió varias reglas de tránsito, pero nada le importaba. Faltaban cinco minutos cuando ya estaba apunto de llegar, pero un embotellamiento lo detuvo. Sonó el claxon varias veces, gritó miles de maldiciones a los demás conductores y a sí mismo. Ya cansado salió del auto y comenzó a correr entre todos los demás vehículos. Entró al aeropuerto y vio un avión despegar por la ventana. Comenzó a rogar por que ese no fuera el avión de su pequeña Ellie. Cuando llegó a la sala de espera vio a su novia junto a su madre que estaban llorando.

— ¿Meliodas? ¿Qué haces aquí?

— ¿Y Ellie? —la señora estaba sorprendida. No esperaba verlo ahí, mucho menos porque ella sabía la verdad— ¡¿Dónde está Elizabeth?!

— Tranquilo Meliodas, su avión ya despegó. Se acaba de ir.

— ¡¿Por qué no me dijiste nada?!

— Ella me dijo que no lo hiciera. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así?

— Meliodas —comenzó a hablar la señora—, créeme que es lo mejor para todos.

★★★Actualidad★★★

Meliodas bajaba rápidamente las escaleras y vio a todos sus amigos y a su hermano. Todos lo miraron esperando a que dijera dónde estaba Elizabeth.

— Elizabeth se fue junto a Tristán, quiero que la rastreen lo más rápido que puedan… No, quiero los resultados para dentro de una hora, ¿entendido? —dijo de una forma tan autoritaria que dejó a sus amigos sorprendidos. Lo notaban desesperado y que intentaba controlarse. Volvió a subir sin decir una sola palabra y a los pocos segundos escucharon como todo comenzaba a romperse en su habitación.