Capítulo 20

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Casi todos en la camioneta miraban con asombro a Meliodas. Tantas preguntas pasaban por su mente. ¿Cómo pudo acostarse con Elizabeth? ¿Por qué Elizabeth jamás le dijo nada a Meliodas? ¿Ahora qué pasaría?

Meliodas seguía en un gran shock. Todo este tiempo, todos estas pocas semanas en qué se había reencontrado con Elizabeth, todas las veces que le preguntó. Ahora entendía porqué sentía la necesidad de proteger a Tristán, porqué su lado paternal salía estando con ese niño.

Tristán se acercó y todos lo miraron. Se colocó junto a Meliodas y lo observó. Ninguno decía ninguna otra palabra. Ya ni siquiera estaban prestando atención a la conversación que se estaba teniendo dentro de la casa.

— ¡No es cierto! —dijo Liz de lo más furiosa.

— ¡Es la verdad! ¡Meliodas es el padre de Tristán!

— No puedo creer que seas tan estúpida —dijo Estarossa riendo—. Acabas de firmar tu sentencia de muerte.

— ¡Alto ahí! —dijo Liz— ¡¿Por qué nunca me dijiste que esa maldita se acostó con mi novio?!

— No te enojes, no era nece… —fue callado por una bofetada de la pelirosa.

— ¡Tenías que decírmelo!

— ¡Tú no me dices que hacer! —los dos comenzaron a pelear.

— Es nuestra oportunidad —comenzó a desatarse las manos. Cuando terminó desató las de Elizabeth y después desató sus propios pies. Al estar completamente libre miró a Elizabeth que no podía moverse—. ¿Elizabeth?

— ¿Qué acabo de hacer?

— No te preocupes por ello ahora —fue a desatarle los pies.

— Tienes… razón. Al menos esto quedará entre nosotras…

— Sí, hablando de eso… Tengo un micrófono. Todos escucharon.

— ¿Qué?

— Y no solamente están los mandamientos sino también los pecados. Meliodas lo escuchó todo.

— ¡¿Qué están haciendo?! —preguntó Estarossa al ver qué estaban libres—. No crean que se van a escapar.

— ¡Vas a morir ahora Elizabeth! —Liz disparó y Derieri la salvó tirándose al suelo junto con ella.

Todos se alarmaron al escuchar el disparo. Sabían que se había salido de control. Comenzaron a prepararse y a salir de la camioneta rápidamente.

— Vámonos Tristán —Elaine y Gelda se llevaron a Tristán a la parte delantera de la camioneta.

— ¡Pero quiero saber cómo está mi mamá!

— Tu mamá estará bien cariño.

Meliodas comenzó a ponerse un chaleco pero Ban y Zeldris lo detuvieron.

— Tú te vas a quedar aquí, hermano.

— Debo ir a salvarla.

— Si vas te van a matar, Capi.

— Capitán, lo mejor será que te quedes aquí con nosotros.

— No podemos ponerte también en peligro a ti.

— La madre de mi hijo está en peligro. ¿No lo vieron gritar y llorar por su mamá?

— Pero creo que mi sobrino quiera perder a su padre. Meliodas, ten por seguro que vamos a rescatar a Elizabeth.

Ban y Zeldris salieron dejando a Meliodas con Diane y King. Los disparos se escuchaban cada más contantes, eso es porque los demás ya habían llegado y estaban en un combate de pistolas.

¿Te arrepientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora