Namjoon se detuvo frente al baño. Acercándose más a la puerta intentó escuchar con claridad a través de la música ensordecedora. Del otro lado sólo podía oír el agua de la ducha caer, el sonido amortiguado no sólo por el trozo de madera que separaba ambos espacios, sino además por aquello que detenía las gotas furiosas, aquello que les impedía llegar directamente a la cerámica. De pronto, entre la música y la ducha, un sollozo ahogado lo hizo dudar. Sí, él había aceptado ayudar a Hoseok a buscar a Jungkook, pero definitivamente no era la persona que él querría ver ahora mismo.
Abrió la puerta, dejando de pensar tanto, cuando un nuevo sollozo lo sobresaltó.
En la ducha, abrazando sus rodillas, siendo empapado por el agua que no dejaba de caer, Jungkook lo observó asustado cuando la luz se encendió repentinamente. Él se veía... perdido, con las mejillas rojas, los ojos brillantes. Temblaba.
—Jungkookie... —susurró el moreno, apresurándose a cerrar la llave para luego agacharse cuanto al castaño.
—Quiero irme a casa —dijo escondiendo la cabeza entre sus brazos, respirando con dificultada para evitar sollozar de nuevo.
—Hoseok te ha estado buscando —acotó de forma casi inaudible, ni siquiera estaba seguro de haber dicho algo en realidad.
Namjoon estiró tentativamente la mano, sin llegar a tocar al castaño, todavía sin poder creer que aquel muchacho mojado era realmente Jungkook, que era realmente el niño de sonrisa brillante y risa fácil. Finalmente tocó su hombro, pero él contrario no hizo ningún movimiento, sólo se quedó con el rostro escondido, intentando recuperar el aire.
–Le diré a Hoseok que...
— ¡No! ¡Me quiero ir a casa! —respondió levantando la cabeza. De cerca el moreno podía ver su rostro hinchado, sus ojos inyectados en sangre, podía sentir el alcohol en su aliento— Dile a Jimin que me quiero ir a casa.
Namjoon lo miró unos segundos antes de que el chico frunciera el ceño y apartara la vista.
—Vamos a secarte primero. Vamos a...— ¡Dile a Jimin que me lleve a casa!
El más alto respiró profundamente y asintió no demasiado seguro, pero sabiendo que en definitiva no había otra forma de sacarlo del baño, de ponerle ropa seca.
Salió rápidamente del baño, cerrando la puerta detrás de sí, intentando reconocer el rostro de Park entre todos los que se encontraban en el segundo piso sin éxito. Al llegar a la escalera se topó con Hoseok, quien lo miró interrogándolo.
—Él quiere que Park lo lleve a casa —explicó intentando ser oído. Hoseok volcó los ojos sin gracia.
—Claro que él quiere que Park lo lleve a casa —dijo con ironía, intentando pasar al lado de Namjoon y así llegar a la segunda planta, siendo detenido por el moreno—. ¿Dónde está?
Esta vez sonó preocupado y el más alto debió hacer un esfuerzo por no ceder.
—Él quiere que Jimin lo lleve a casa.
Se levantó como en un sueño, con el olor de Jimin llenándole las fosas nasales, la música demasiado fuerte, las luces demasiado brillantes. Y luego estaba en alguna habitación bañada en blanco, y Jimin le estaba quitando la ropa y poniéndole una toalla sobre la espalda. Luego caminaba fuera de la gran casa vistiendo ropa que desconocía, pero que olía a blanqueador, con la mano de Jimin sujetándolo de la cintura. A lo lejos podía escuchar la voz de Hoseok, pero no era capaz de distinguir si sonaba molesto, triste o preocupado. Rio cuando tropezó con sus propios pies y el pelinego se apresuró a sujetarlo más cerca, más fuerte.
El mayor hizo un esfuerzo por meterlo en el automóvil, luego sacarlo y finalmente ayudarlo a llegar a su departamento y guiarlo hasta su cuarto. Una vez ahí, Jungkook se dejó caer en el maltratado colchón, riendo sin saber por qué, pero de pronto la situación era demasiado cómica para su cerebro borracho. Estaba ahí, en su cuarto, con el tipo que había pateado más temprano, con el tipo por el que había terminado borracho, el tipo por el que había llorado en el baño de un desconocido, por el que había terminado empapado.
Cuando dejó de reír observó a Jimin, en su rostro una expresión demasiado obvia de culpa y de miedo. Jungkook ladeó la cabeza.
— ¿Por qué sigues aquí? —preguntó torpemente. Jimin se lamió los labios.
—No voy a dejarte solo.
La risa que Jungkook soltó se parecía bastante a la que Jimin había escuchado esa misma tarde, sólo que ahora sonaba cansada, abatida.
—Ya, ¿por cuánto tiempo?
— ¿Qué?
—Digo que estás aquí ahora, y probablemente mañana por la mañana también. Nunca te vas tan entrada la noche. Pero te irás eventualmente, y luego volverás y luego te irás una vez más. Y así hasta que consigas a alguien más, supongo. Es cómodo estar conmigo por ahora. No te pregunto por qué a veces estás, y después ya no, por qué nunca respondes mis mensajes, incluso cuando sólo digo buenos días, o por qué cuando yo te propongo hacer algo la respuesta siempre es no, pero cuando tú propones siempre esperas un sí. Y no soy idiota, sé que no es trabajo.
—No sabía que podías hablar tanto borracho —acotó con una sonrisa adorable. Jungkook chasqueó la lengua.
—Solo vete. Perdón por hacer una escena en la fiesta. Pero vete, ya tuve suficiente de esto.
— ¿De esto?
— ¡De sentir que no soy suficiente para ti! De sentir que solo me buscas cuando estas aburrido, cuando no tienes nada más que hacer. Tuve suficiente de dormir solo en esta estúpida cama y sentir que si busco a alguien más te estaría engañando. No soy un juguete, no soy al chico al que recurres cuando quieres acostarte con alguien. De eso también tuve suficiente. Y de las personas que me hacen sentir solo también. Así que si eso es todo, vete.
Jungkook por fin se recostó por completo y observó la pintura desgastada del techo —seguía sin ser suficiente dinero. Jimin lo miró solo unos segundos antes de acercarse hasta la cama e imitar su acción, quedando junto al menor, sus cuerpos rozándose.
—No eres al chico al que recurro cuando quiero sexo, tampoco eres un juguete. Nunca quise... hacerte sentir solo, o insuficiente. Solo... contigo jamás se cuando tirar y cuando soltar. No es tu culpa, yo pensé que iríamos más rápido, que conocerte sería más rápido.
—Pero no lo fue.
—No, no lo fue. Lo lamento, no quise herirte. Me gustas, quiero hacerlo bien.
—Y por ello quieres conocerme lo suficiente primero.
—Sí, eso estaría bien.
Jungkook asintió y luego volteó vagamente la cabeza para poder mirar al mayor.
— ¿Podemos esperar hasta mañana? Siento que no he dormido en semanas.
Jimin sonrió suavemente, devolviéndole la mirada. Jalando al menor lo recostó sobre su pecho, escuchando como este superaba ante el contacto.
ESTÁS LEYENDO
DADDY | Jikook
FanfictionJungkook solo necesitaba algo de dinero. #2 en Homoerotico (24/07) #5 en Homoerotico (20/07) #2 en Lemmon (06/01) #1 en Lemmon (08/02)