08. Jimin qué

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Extendió sobre la mesa el dinero que el pelirrojo le había prestado algunos días atrás, sin mirarlo a los ojos y mordiéndose levemente el labio. Hoseok observó como la mano del castaño se alejaba lentamente de los billetes y luego dejaba de morderse el labio para fruncirlos en una mueca incómoda mientras daba pequeños golpes en la mesa con los nudillos.

—Cojelos —ordenó sonando suplicante, el pelirrojo no pudo contener una risa sorprendida.

—Entonces te fue bien. Tengo que suponer porque no contestaste mis llamadas durante el fin de semana —recriminó con una ceja alzada.

Jungkook balanceó la cabeza de un lado a otro, todavía sin mirarlo, lucía un distraído y, sin embargo, emocionado, como si se hubiera quitado un peso de encima y hubiera vuelto a dormir bien, como si el desayuno no le hubiera sentado mal y como si el lunes no fuera la jornada más larga de la semana. De cierta forma se veía radiante, y el pelirrojo sentía que las manos comenzaban a cosquillerle, el necesitaba que el chico le contara sobre la cita, pero si lo había ignorado durante el fin de semana, probablemente ese no sería su primer tema de conversación.

—Vamos —suplicó alargando la palabra una vez convencido de que Jungkook no hablaría. El contrario negó apenado, cubriéndose la cara, sin emitir ningún sonido—. No puedes hacerme esto, yo abogué por ti. ¡Tú ni siquiera sabrías de la existencia de esa página sin mí!

Jung estaba dispuesto a replicar nuevamente, pero se mantuvo en silencio al ver al profesor Park pasar junto a su mesa y dedicarle un incomprensible mirada al castaño luego de notar los billetes que seguían sobre la mesa. Jungkook observó al pelinegro por entre sus dedos, sintiendo como el estómago se le encogía, en parte por la vergüenza de que el mayor lo encontrar en medio de lo que cualquier consideraría un berrinche, en parte por la vergüenza que le había provocado su nada disimulada mirada.

Cuando volteó nuevamente a ver a su amigo, este lo miraba con los ojos muy abiertos y con la boca formaba una pequeña "o", dejándole ver que había caído de pronto en la explicación más sensilla; las bromas que había jugado con respecto al nombre de usuario de la cita del castaño, podían no haber sido simples bromas.

Ambos se quedaron estáticos por un momento, luego el pelirrojo entrecerró los ojos y movió delicadamente su dedo índice en la dirección que había tomado Jimin con la intención de hacer algún comentario relacionado, pero Jungkook tomó sorpresivamente la bandeja del almuerzo y se puso de pie susurrando de forma casi ininteligible "lo siento, olvidé algo, nos vemos luego. Gracias por el dinero".

— ¡No vas a librarte de mí tan fácil, Jeon! ¡Juro por Dios que no! ¡Vuelve aquí, cobarde, sé donde vives!

El día para Jungkook transcurrió lentamente, entre clases en las que seguía sin poder prestar demasiada atención, intentos de enmendar algunas calificaciones y exámenes para poder salvar su beca y ridículas maniobras para evitar a Hoseok. Si tenía que ser honesto, y él siempre procuraba ser honesto consigo mismo, todo el insidente de Jimin lo tenía volando en una nube de azúcar, todavía no despertaba de la visión borrosa del auto del mayor marchándose a lo largo de su calle y el sonido poco común que había hecho su telefono al menos una hora después, avisándole de un depósito en su cuenta bancaria. Pero sin duda le costaba aun más despertar de la imagen de Jimin en la cafetería, riendo, hablándole suavemente, acariciendo su mejilla.

Miró el espejo delante él y suspiró pesadamente al notar el tono carmesí que habían adoptado sus mejillas, como si el solo hecho de pensar en su salida con Park Jimin lo devolviera a la secundaria y lo convirtiera en un niño tonto repleto de hormonas una vez más.

La puerta del baño se abrió sobresaltándolo, y se preocupó aún más cuando —después del susto— reconoció a su amigo cruzado de brazos y con el ceño fruncido. El castaño hizo un ridículo movimiento de manos mientras boqueaba intentando que alguna palabra saliera de su boca, sin éxito alguno. Finalmente dijo a modo de disculpa:

—Puedo explicarlo.

—Oh, ¡claro que puedes explicarlo! —exclamó el contrario alzando los brazos en el aire— Será mejor que me digas ahora mismo por qué no contestaste mis llamadas, ni mis mensajes por dos días.

—Sí lo hice...

— ¡No, Jungkook! Responder un mensaje para decir que el tipo no era un psicópata y que estabas vivo no es precisamente responder mis mensajes.

—Tuve cosas que hacer luego y no me dio el tiempo, tuve que ir al banco y...

—Sí, sí. Excusas. Tendremos tiempo para ellas luego. Pero ahora me vendría bien que me expliques por qué el profesor Park ha estado buscándote durante el receso.

— ¿Qué Jimin qué?

DADDY | Jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora