Abrigo rojo, cabello negro. Abrigo rojo, cabello negro. Abrigo rojo, cabello negro. Abrigo rojo, cabello...
El conductor se detuvo delante de la entrada y rio por lo bajo, seguramente muy consciente de que había recogido al chico en un barrio de mala muerte y ahora debía dejarlo en esa cafetería tan ridícula. Cuando Jungkook se volteó a verlo tenía en el rostro la misma expresión burlesca que le dedicó al verlo subir usando una chaqueta de cuero que seguramente era más cara que el alquiler de su diminuto departamento. El castaño respiró profundamente y se aseguró o de que su voz saliera estable.
— ¿Cuánto le debo? —el sujeto volvió a reír.
—Está pagado.
Jeon presionó sus labios y asintió antes de bajarse del vehículo y caminar hasta la puerta, quedándose ahí mientas intentaba desprenderse de la horrible sensación de incomodidad. Delante de la cafetería, vistiendo la ropa de Hoseok, casi se sentía más miserable que de costumbre, él jamás podría pagar algo como eso, y seguramente Park1013 lo notaría en su rostro, en sus manos ásperas, en el olor de su shampoo barato.
Entró aprovechando que una pareja se marchaba, sujetando la puerta con las manos temblando. Una vez dentro observó la gran variedad de plantas, las luces, las mesas, y se sorprendió de lo hogareño que lucía el lugar pese a saberse costoso.
Su primer instinto fue buscar a Park. O, bueno, un abrigo rojo y un tipo de cabello negro, pero luego de mirar por un rato por sobre las distintas cabezas, llegó a la conclusión de que él no estaba ahí, y la incomodidad volvió a atacarlo, volviéndose más grande cuando uno de los meseros le preguntó si necesitaba ayuda.
— ¿Mesa para dos? —preguntó sin estar demasiado convencido. El muchacho le sonrió amable y lo guió hasta una de las mesas cercanas a la ventana.
— ¿Ordenará ahora o va a esperar?
Jungkook se mordió el interior de la mejilla antes de sonreír.
—Esperaré.
El chico se despidió con una inclinación y luego desapareció entre las distintas personas que comenzaban a marcharse.
No despegó la vista de la ventana, revisando cada tanto la hora en su teléfono. 10 minutos. Repitiendo de vez en cuando el mensaje del hombre en su cabeza, los detalles con los que debía distinguirlo. 20 minutos. Pero mientras los minutos no dejaban de correr, Jungkook sentía con más insistencia que aquella era una mala idea, quizá lo mejor que podía hacer para entonces era levantarse y marcharse. 30 minutos. Sin embargo difícilmente sabía cómo llegar a su departamento desde ahí y en definitiva no tenía el dinero suficiente para pagar un taxi, mucho menos un Uber.
Habían pasado cuarenta minutos cuando delante de él la silueta de un abrigo rojo se movió rápidamente, sacándolo de sus pensamientos. No pudo ver el rostro de hombre sino hasta que se encontró en la entrada, primero buscando con la vista en el lado contrario al que se encontraba Jungkook y luego... Ambos se quedaron muy quietos cuando cruzaron miradas, no demasiado seguros de qué estaba pasando. Entonces el castaño levantó levemente la mano, con los ojos fijos en los del contrario, incapaz de hacer cualquier otra cosa.
Los pies del azabache se movieron inseguros a lo largo de la cafetería a la vez que se desprendía del abrigo rojo que tanto calor comenzaba a causarle, incapaz, al igual que el contrario, de hacer algo más que seguir avanzando. Al llegar a la mesa colgó el abrigo en el respaldo de la silla, tomó asiento delante de Jungkook y lo miró en silencio.
El castaño deseó que él mesero llegara en ese momento y así poder salir del denso silencioso que se había formado, pero muy en fondo la curiosidad comenzaba a comérselo.
—Pasaron cuarenta minutos —mencionó en un susurro, bajando la cabeza. Park entonces parpadeó confundido, demostrando que en realidad no esperaba que fuera eso lo primero que dijera el castaño.
—Mi auto se averió —respondió muy despacio. Jungkook asintió, esta vez mirando de nuevo hacia la ventana. Joder, eso era incluso más incómodo.
—Así que...
—Entiendo si quieres irte. Digo...
—Debería hacerlo —interrumpió volviendo a mirarlo y sosteniéndole la mirada—, pero ya esperé casi una hora y no me parece justo irme a casa así.
Park estuvo a punto de reír, sintiendo que la presión en su pecho se iba poco a poco. Al ver al niño por poco había salido corriendo, luego él había saludado y la idea de huir pareció ridícula. Jungkook lo había visto y él había visto a Jungkook, así como lo había hecho tantas veces sintiendo lo incorrecto que era. Ahora él estaba ahí, ambos estaban expuestos y... Ya no se sentía tan mal.
—Entonces... ¿Cómo debo llamarte? ¿Park Jimin o... prefieres papi?
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DADDY | Jikook
FanfictionJungkook solo necesitaba algo de dinero. #2 en Homoerotico (24/07) #5 en Homoerotico (20/07) #2 en Lemmon (06/01) #1 en Lemmon (08/02)