23. Litio ⚠️

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Lo primero que vio al despertar fue el cielo gris, con el sol apenas asomándose entre los edificios, sin entender porqué se sentía desconcertado al reconocerse en la cama de Jimin. De pronto, un pequeño destello llamó su atención, frunció el ceño cuando al mover la cabeza esta punzó horriblemente. Sintió ganas de vomitar cuando al mirar hacia la mesita de noche se encontró con la botellita de litio resplandeciente gracias a la luz que reflejaba.

Sintió las piernas débiles cuando se puso de pie. Tomando la botella entre sus manos se dirigió a la cocina, donde encontró a Hoseok bebiendo café junto a Jimin, ambos se veían algo candados, el pelirrojo ni siquiera llegaba a mantener los ojos abierto, bebía de la taza a tientas.

—No —dijo su amigo con una sonrisa debil—, no le gustan las películas porque "no se encariña con los personajes". Y porque al final no entiende qué los motiva, por eso sólo ve series.

—Eso explica porque se duerme cada vez que vemos una película y porque no le gusta ir al cine. A no ser que sean las de Marvel.

Hoseok sonrió antes de tomar otro sorbo.

—Nada que Tony Stark no pueda solucionar.

—Hola —susurró al castaño a unos pies de distancia, provocando que Jimin se volteara rápidamente para verlo. Hoseok en cambió le dedicó una adorable mirada desde su asiento.

—Finalmente te dignas a despertar —acotó el pelirrojo sonando relajado y haciendo que una media sonrisa se formara en el rostro del castaño. Jungkook desvío la vista momentáneamente hacia el mayor de los tres, quien lo miraba como quien se encuentra con un espectro en medio de la noche.

— ¿Cuánto dormí?

—Dos días.

Jungkook asintió, aún de pie a cierta distancia.

—Ven, siéntate —dijo Hoseok—. Voy a prepararte un chocolate.

Caminó con dificultad hasta el desayunador, tomando asiento delante de Jimin, quien no había vuelto a tomar de su café desde que se había percatado de la presencia del menor. Jungkook abandonó la pequeña botella sobre la mesa, observando como Jimin seguía sus movimientos y luego volvía a mirarlo al rostro.

— ¿Qué recuerdas? —preguntó el pelinegro.

—Me hice un tatuaje.

Hoseok detrás de ellos comenzó a toser. Jimin asintió con calma. El castaño cerró los ojos intentando recordar, sintiendo de golpe una oleada de ansiedad. Y miró las píldoras.

—No las he tomado.

El pelirrojo dejó una taza delante de Jungkook, tomando asiento a su lado. El castaño mantuvo la vista en el vapor que abandonaba la taza.

—El doctor Min dice que probablemente el episodio maníaco comenzó antes de que dejaras de tomarlas.

—Yo no... no recuerdo haberme sentido especialmente... ¿Eléctrico?

—No lo estabas —refutó Hoseok—. Por eso dejaste de tomar el litio, porque no estabas lo suficientemente eufórico, supongo.

El menor sopesó las palabras de su amigo, sin dejar de mirar el contenido de la taza. Observó una vez más las píldoras a un costado y preguntó.

— ¿Qué pasó?

—Te cambiaste de carrera —respondió Jimin en un susurro. Jungkook levantó la vista con el ceño fruncido. —Tomo eso como punto de partida porque no estoy seguro. Después de eso, bueno, el tatuaje. Te peleaste con la hija de la señora del piso de abajo por "tener un gusto de mierda en música", ¿comenzaste a salir a correr? Medio aprendiste a cocinar y pediste unos treinta libros a una biblioteca al otro lado del país porque dejiste que envolvían mejor los paquetes. No sé qué otras cosas podría mencionar que pudieran...

—Te hablaste con unos tipos para tener citas y que te dieran dinero para pagar el préstamo del banco —comentó Hoseok, viendo como cambiaba el semblante del castaño, quien intercaló su mirada entre el pelirrojo y el catedrático, para después llevarse las manos a la cara. Hoseok no logró comenzar a acariciar su espalda antes de que el chico se pusiera de pie y caminara rápidamente hacia la habitación. Tampoco fue lo suficientemente rápido para ponerse de pie, pues antes de que se diera cuenta Jimin ya estaba siguiendo al menor.

El pelinegro se sentó junto a la puerta del baño, escuchando lo sollozos que provenían del interior y sintió como una vez más su corazón caía a sus pies, sin poder dejar de preguntarse si una vez más él había sido el detonate, si podría haber hecho algo diferente. Enterarse de que Jungkook tenía bipolaridad no había sido tan difícil como escuchar a Hoseok decir que él había provocado algunos de los episodios del menor en el último año.

—Jungkookie... —dijo poniendo la mano en la puerta, esperando que el menor dijera algo desde el otro lado. Recibió un sollozo como respuesta antes de que lo escuchara moverse hacia la puerta.

—Lo siento tanto...

Tuvo por un breve segundo el flashback de un Jungkook mojado que no dejaba que nadie más lo sacara del baño, que nadie más le pusiera las manos encima, un Jungkook que caminaba a tropezones que que reía por casi desplomarse en el piso. Ahora el chico sonama deshecho, tan cerca que sentía la necesidad de botar la puerta para poder abrazarlo, así como había hecho los dos días anteriores mientras el mejor dormía profundamente.

—No es tu culpa bebé.

—Vas a dejarme. —Lo escuchó decir con la voz rota y apoyó la cabeza en la puerta, apretando los dientes—. Todos se van cuando lo saben.

—Hoseok no se ha ido...

—Hobi me ama.

Sintió como si garganta se cerraba, cayendo de pronto en cuenta de que probablemente él no lo recordaba, de que debían haber un montón de cosas de, como mínimo, el último mes que no recordaba. Jungkook no recordaban a Jimin diciéndole que lo amaba. Tomó una respiración con dificultad y luego suspiró.

—No lo recuerdas, no sé si lo harás luego, pero no importa porque no voy a cansarme de decirlo. Te amo, quizá no como Hoseok te ama, yo quiero tantas cosas de ti, quiero tantas cosas contigo y solo contigo, y esto no cambia nada, porque sigues siendo el mismo chico de ojos brillantes que huele a vainilla, el mismo chico que odia mis películas viejas y que aun así hace el intento de verlas conmigo a pesar de quedarse dormido luego, sigues siendo el mismo chico al que le gustan las frutillas en con sus hotcakes, el mismo que pone el cereal y después la leche. Así que te amo y voy a seguir haciéndolo por el tiempo que me lo permitas, e incluso después de eso.

DADDY | Jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora