Capítulo cuatro

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Todavía no estaba completamente en paz con su mente, pero se había calmado lo suficiente para comenzar a dedicarse a la tarea de asegurar la salud de Kohaku como su principal objetivo por el momento. Ah, y además debía dar el anuncio de su estúpida irresponsabilidad y ver sí sobrevivía a la ira del ex jefe de la aldea.

Ugh, lo peor sería la reacción de Taiju, ya podía ver a ese estúpido grandulón llorando y felicitándolo a pesar de que obviamente esto era una completa tragedia. Pero por supuesto, debería fingir no estar completamente disgustado con la situación para no quedar como un monstruo y todo eso, porque de lo contrario entonces habría una alta posibilidad de que Kokuyo no lo dejará escapar vivo después de todo.

Bufó hastiado mientras repasaba en una hoja todos los cuidados que tendría que tener con la leona de ahora en adelante, resaltando varias veces el absolutamente no dejarla trabajar. Ya podía imaginarla queriendo trabajar a pesar de su delicada condición, tendría que ser cuidadoso con eso y asegurarse de que la idiota no se exija demasiado. Ya era un milagro que el feto haya sobrevivido estos tres meses de ella trabajando sin parar. De hecho, debía admitir que estaba un poco preocupado por eso, sí el mocoso ya había desarrollado una deficiencia y nacía con algún problema entonces todo sería diez billones de veces más difíciles.

Muy en contra de su voluntad, sintió un pellizco de culpa por su negligencia. ¡No debería haberla dejado trabajar sin confirmar el embarazo! Pero fue ingenuo, quiso creer que no se embarazaría y la dejó hacer todo tipo de actividades peligrosas. Claro que ella era excepcionalmente fuerte y saludable y él siempre tomó precauciones a la hora de exponerla a químicos, pero aun así...

Suspiró, masajeando sus sienes. Realmente odiaba esto, ni siquiera debería estar pasando por este problema en primer lugar. Como se arrepentía de aquella maldita noche.

Apenas durmió esa noche, estuvo trabajando hasta que colapsó por cansancio y se despertó solo cuando Kohaku vino a continuar con su conversación. Él le recalcó con firmeza los cuidados más importantes que tendría que tener de ahora en adelante, asegurándose de repetirle varias veces que no podía hacer nada de trabajo ni tampoco movimientos bruscos como esas patadas voladoras o volteretas que tanto le gustaba hacer. A pesar de que se lo dijo hasta el cansancio, todavía tenía el presentimiento de que la tonta no iba a escucharlo y debería estar muy atento a ella.

Una vez le dijo todos los cuidados que debería tener de ahora en adelante, le recomendó conseguirse un tipo de desayuno en especifico, algo sencillo pero nutritivo, y la dejó marcharse. Pero no es como que planeara dejarle su alimentación a ella de ahora en adelante, no confiaba ni un poco en que comprendiera la verdadera magnitud de la situación en la que se encontraban, y él no tenía mucho tiempo para ocuparse de un aspecto tan importante como su alimentación, así que no le quedaba de otra más que rogarle a Francois por su cooperación lo antes posible, preferiblemente antes del almuerzo.

O sea que debería informar a todos del embarazo en un par de horas. Qué putamente emocionante.

Ya casi podía sentir los abrazos aplastantes de Taiju y las felicitaciones que definitivamente no quería de parte de todos los otros, un verdadero dolor en el culo del cuál no podría zafarse. ¿Pero para qué dilatar más la situación? Sí se callaba más tiempo solo sería peor y en pocas semanas igual se notaría de cualquier forma. Lo mejor era decirlo lo antes posible y al que no le gustará pues lastima.

Nadie estaría más disgustado con esta situación que él, eso era seguro.

Un par de horas antes del almuerzo, se dirigió al restaurante de Francois, mandando a llamar a sus amigos en el camino. Una vez llegó empezó a rebuscar entre los ingredientes que la chef tenía disponible. Ella alzó una ceja ante eso, pero no dijo nada, gracias al cielo.

Senku Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora