Capítulo diez

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Era difícil luchar contra el sueño queriendo arrastrarlo a la dulce inconsciencia del descanso. Sentía que sí se quedaba sentado mucho más tiempo ya no sería capaz de mantenerse despierto, pero no podía permitirse dormirse, no cuando literalmente lo que sea podía pasarle a un recién nacido.

Síndrome de muerte súbita del lactante.

La principal causa de muerte de bebés entre un mes y un año de edad. Inesperado y cruel, un gran dolor de cabeza para la ciencia que a pesar de años de estudio todavía lo tenía como algo considerablemente impredecible. Y, honestamente, lo asustaba que pudiera pasarles algo así. No solo porque Kohaku sufriría una depresión espantosa sí eso llegaba a pasar, sino porque realmente sería triste y trágico para todo el mundo, y sí podía hacer algo para evitarlo debía hacerlo y punto.

No toleró mucho más estar sentado sin hacer nada y se levantó una vez más para examinar a la chiquilla y asegurarse de que estuviera respirando.

Apenas verla, notó su mueca de disgusto y alzó una ceja, antes de que un leve aroma desagradable le llegara a la nariz.

Oh, claro. Debía haber mojado su pañal ya a esta altura. Lo cual era bueno, pero... aquí empezaba su papel de padre cambia pañales, adiós al líder científico de casi doscientas personas.

Suspiró, preparando las cosas para cambiarla y una manta para apoyarla allí mientras lo hacía. Luego se acercó a ella y la tomó en sus brazos cuidadosamente, intentando no despertarla porque su llanto seguramente despertaría a Kohaku y no quería despertarla por el momento. Era bueno que durmiera tanto como pudiera.

La depositó en la manta junto a su cesto y retiró el pañal sucio, examinándolo por un momento para comprobar que no hubiera sangra ni nada extraño, antes de dejarlo a un lado para luego poder pesarlo y tomar nota de qué tanto estaba orinando, ya que no tenía forma de hacerle todos los análisis ni aplicarle todos los cuidados que realmente necesitaba así que prevenir a este grado no estaba de más.

La limpió con las toallitas más suaves que había podido conseguir en este mundo de piedra y cuidó limpiarla adecuadamente, lo cual era un poco más complicado de hacer ya que había sido niña, pero aun así se las arregló para hacerlo bien. Aunque seguía siendo un trabajo incómodo y tedioso, pero bueno, deber de padre. Una vez limpia le aplicó la pomada que había hecho para prevenir irritaciones y dermatitis y le colocó un nuevo pañal limpio. Pañal de tela, obviamente. Esos tendrían que lavarse constantemente, a diferencia de los descartables, pero no tenía mucha más opción en este mundo de piedra.

Se sintió bastante orgullo de sí mismo por no haberla despertado, y aprovechó que tenía la báscula allí para pesarla también. Dos kilos con trescientos gramos, no estaba mal teniendo en cuenta que era un poco prematura. Y no se despertó mientras la pesaba, sí que era bastante dormilona.

Volvió a tomarla en brazos para devolverla a su cesto y se le quedó mirando por un momento, viendo sus largas pestañas agitarse con un poco de inquietud. Rápidamente negó con la cabeza y la regresó al cesto, no quería que se despertara por su culpa y le quitara valiosos minutos de sueño a su madre.

Estiró sus brazos y bostezó enormemente, antes de volver a sentarse en la exacta misma posición de antes y mirar a Kohaku.

Tenía miedo de que el útero pudiera volver a desprenderse o algo más pasará, así que quería estar atento a ella también. Aunque sin descuidar a la mocosa, claro. Tendría que cuidarlas mucho a ambas las siguientes semanas... y tenía que trabajar en el barco... y terminar la casa... y muchas cosas... tantas cosas. Y no había tiempo para dormir, no ahora, no podría.

Sus ojos se cerraron por un momento, pero de inmediato se enderezó y se dio una bofetada, en serio, para mantenerse despierto. Por desgracia el sonido resonó con fuerza en la silenciosa habitación, y de inmediato el llanto agudo de un bebé se hizo oír probablemente en toda la maldita aldea. Volteó con cansancio a ver a la pequeña removiéndose en su cesto, y de reojo notó a Taiju despertar, pero Kohaku permaneció profundamente dormida. Sí que estaba cansada...

Senku Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora