Capítulo once

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A la mañana siguiente, Kohaku se despertó sintiéndose mucho mejor y de inmediato le exigió salir a dar ese paseo después de amamantar a su hija, pero él le dijo que esperé al menos hasta la tarde. Por supuesto que eso no la dejó del todo contenta y siguió insistiéndole el resto del día por la oportunidad de salir, tanto que realmente agotó su paciencia y le dijo que podría irse después de almorzar, siempre y cuando la niña estuviera durmiendo.

Cuando llegó la hora, se quedó solo con la niña durmiendo en su cesto mientras revisaba unos planos que luego tendría que llevarle a Ryusui y Kaseki. Por suerte todos eran bastante comprensivos con su situación y prometieron que harían todo lo posible por encargarse del barco sin su constante presencia allí, aunque les dijo que podían llamarlo sí surgían complicaciones.

Pero no esperaba que Chrome llegara gritando y estrellando la puerta contra la pared justo en ese momento.

Por supuesto, la mocosa empezó a chillar como si no hubiera un mañana, y Senku no pudo evitar enfadarse en gran medida con su amigo científico.

-¡Chrome, miserable, voy a matarte!- le plantó cara con una mueca de ira. -¡Incluso Taiju sabe que no puedes entrar así al lugar donde duerme un bebé!- gritó molesto, solo para que el chillido se volviera aun más insoportable. Genial, ahora él también la había hecho llorar. –Maldición, justo cuando Kohaku no está...- se frotó las sienes con frustración.

-¿Eh? ¿Cómo que no está? ¿No que no podían dejarla sola?-

-¿Qué no me ves aquí, idiota?- se cruzó de brazos. –Esa leona realmente es sorprendente, se despertó sintiéndose mucho mejor en la mañana y estuvo todo el día insistiéndome que la dejé ir a caminar aunque sea por unos minutos para estirar los músculos. Se lo permití hace dos minutos con cincuenta y siete segundos después de que amamantara y durmiera a la niña cuando tú llegas haciendo un escándalo digno de una manada de jabalíes con diarrea. ¿Qué demonios se supone que haces aquí, de todos modos?- preguntó mientras se encaminaba al cesto de la niña y la tomaba en brazos.

Comenzó a mecerla suavemente, sintiéndose un poco culpable de haber contribuido a su llanto, a pesar de que estaba un poco incómodo por la mirada incrédula que Chrome le estaba dedicando, para nada acostumbrado a verlo en su nuevo rol de padre de una recién nacida. Pero bueno ¿qué más se suponía que debía hacer? Era su responsabilidad criarla.

-Tenemos problemas con el barco, necesitamos tu ayuda, así que me enviaron a buscarte.- ¿tenían que tener problemas en el peor momento posible, eh? Típico de su mala suerte de mierda.

-Tendremos que esperar a que Kohaku regresé, de todos modos ya no es necesario que me quedé a vigilarlas constantemente, ya que casi ha pasado una semana.- calculaba que ya podría volver a trabajar aunque sea un par de horas al día.

-¿Y entonces por qué te quedas? Te necesitamos en el barco.-

-Aunque no es absolutamente necesario, todavía prefiero tomar precauciones. En este mundo de piedra es mucho más conveniente prevenir las enfermedades antes que tener que pasar por el problema de curarlas, y en el caso de una recién nacida prematura debemos ser diez billones de veces más cuidadosos, su organismo es aún más inmaduro de lo que ya debería haber sido y ya ha presentado un trastorno hepático que debo monitorear a pesar de que no es grave.- siguió meciendo a la niña, que afortunadamente ahora solo hipaba.

-Ya veo. Pero sí podrás volver a ayudar con el barco cuando crezca más ¿verdad?-

-Claro, pero tendrán que darme por lo menos otra semana y con un horario muy limitado. ¿Qué pasa con el barco?- preguntó una vez la niña dejó de llorar y comenzó a chuparse el pulgar, mirando a todos lados con sus grandes ojitos azules. Se preguntó qué tan bien podría ver su entorno y los objetos a larga distancia.

Senku Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora