CAPÍTULO 6

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Pasaron unos cuántos meses en los que la actitud de Toru comenzó a cambiar por completo; llegaba demasiado tarde, sé que su trabajo es pesado pero jamás llegaba tan tarde, habían más cosas que me extrañaban; el olor de otra persona en su ropa, los mensajes que ahora oculta a mi vista, su mirada, su sonrisa ya eran diferentes, se enojaba por cualquiera cosa, por más mínima que sea, me insultaba y yo solo pensaba en que algo estaba saliendo mal en su trabajo, pero una noche decidí hablar con él, vaya error —Toru ¿Todo está bien entre nosotros?— pregunté mientras él masajeaba sus hombros —¿Porque preguntas?— dijo sin mirarme —Seamos sinceros, ya casi no estamos juntos y extraño aquellas noches— hablé —¿Te falta algo?— preguntó —Si, me faltas tú, nuestra relación de antes— comencé a llorar, sabía, sabía a la perfección que Toru salía con otra chica —Si ya no quieres estar aquí, conmigo, vete; no quiero estar a lado de una persona que solamente me usa mientras que sonríe con otra— Toru se levantó y me miró directamente a los ojos; expresaban una furia enorme —¿Ya lo sabías? ¿Desde cuándo?— preguntó —Un mes y medio, casi dos— sequé mis lágrimas y solté un suspiro —¿Y porque me lo dices hasta ahora?— dijo en tono elevado —¿Te enojas conmigo? Deja a un lado tu hipocresía, tú fuiste quien me puso el cuerno, él que se acostó con otra persona, eres tú— dije al mismo volumen que él —Mis amigos me decian que jamás estuviera contigo, porque eres una celosa— fruncí el ceño —¿Cuándo lo he sido?— las palabras y el tono de nuestra discusión llegó a un punto en dónde no reconocí a Toru —Cállate, maldita sea cállate ¡Esto es tu culpa! Si, me enamoré de otra mujer, una mujer de verdad, una que desea quedarse en casa para que cuando llegué me atienda como merezco ¡Tu no haces nada de eso! Siempre preguntas ¿Comemos fuera? ¡Yo invitó! ¿Hacemos algo especial para cenar? ¡Así no se corta el jitomate! ¿Puedes ir a comprar esto? ¡ESTOY HARTO! Soy el hombre de la casa, no debo porque cortar bien los jitomates, me cansa escuchar tu risa, odio escuchar como dices mi nombre— daba un par de pasos hacia atrás —¡Te odio, maldita sea, te odio! Solo estoy contigo por presión de mi familia, pero ya no te soporto— su mirada era furica, de verdad me odiaba, caminé con rapidez hacía la salida, tomé el picaporte de la puerta y la abrí —Tú te quedas, te enseñaré a respetarme— en voz alta habló —¡DÉJAME! si me odias ¿Porqué quieres que me quede?— dije mientras lloraba —Porque eres mia— solamente vi como apretaba su puño y lo ponía en alto —Haré que me respetes maldita— en mi mente se dibujaron todos los momento que pase con él, definitivamente no lo reconocía, parecía estar en slowmotion, cerré los ojos y sentí aquel golpe que fue acompañado de otros más —Basta, déjame— con cada golpe mi voz se iba haciendo cada vez más silenciosa —Por...fa...vor— no aguante más y me desmalle.

Un dolor en mi estómago me hacía despertar —¿Dónde estoy?— susurré, escuché un suspiro —Me alegra que despertarás— traté de abrir mis ojos, pero solo uno de ellos lo hizo —¿Que haces aquí Yuu? ¿Que hago yo aquí?— sentí como tomó mi mano y puso su frente sobre ella —Perdón por no llegar antes— mencionó en susurró —¿Que paso?— observé el como su mirada me interrogaba —No recuerdo mucho— hablé —Toru, él te lastimó a este grado, lo detuve y llamé a la policía— sus palabras me hicieron revivir todo eso de golpe, tanto que una migraña se hizo presente; lloraba y apretaba cada vez más fuerte la mano de Aoi —Gracias, gracias— decía repetidamente —Soy yo el que te debe de agradecer, si no me hubieras detenido, lo habría matado— dijo un tanto molesto —No recuerdo eso— dije —No lo digas de esa manera— susurró Aoi —Le llamaré a un Doctor— se puso de pie y caminó hacía la puerta —Gracias por salvarme Yuu— él regresó su mirada hacia mí —Me alegra haber ayudado— su sonrisa, la sonrisa que hace mucho no veía regreso a mí, él salió de la habitación y mis lágrimas se hicieron presentes, no por el dolor físico, su sonrisa, esa sonrisa me hizo llorar. Pasé una semana en el hospital, en todos ellos estuvo él a mi lado, platicábamos y evitabamos lo más que podíamos hablar del tema, hasta que un día fue inevitable —¿A dónde irás ahora?— preguntó —Buscaré un lugar nuevo, mientras tanto me iré a un hotel— respondí —¿Porqué no vienes conmigo?— lo miré a los ojos —¿Hablas enserio?— pregunté, él asintió un par de ocasiones —No hay problema con ello, tengo un colchón inflable— ambos reímos —Gracias, pero...— me interrumpe —Pero nada, está decidido, vendrás a vivir conmigo— dijo con una sonrisa —En lo que encuentras algo— agregó mientras escondía su sonrojado rostro.














Aquí está el 6to capítulo, espero que les guste.
¿Que pasará ahora con estos chicos?

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