CAPÍTULO 3

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Después de esa cena, rompiste por completo mi corazón, lloré por 4 días seguidos, mi mente solo jugaba en mi contra —Te lo dije, jamás nos vería de otra manera— pensé —Lo sé, siempre lo supe, me duele el saber que sus sonrisas fueron arrancadas de una manera tan cruel de mi, me duele saber que de verdad solo soy un objeto de acompañamiento para él— decía en voz baja —Claro, siempre fue así, solo está contigo para no sentirse solo, ahora ya tiene a quien te reemplace— esos días fueron horribles, falte a mi trabajo con el pretexto de estar enferma, no era del todo mentira, ya que ese mes, era el mes de alergias. No hablabas conmigo, pero durante ese tiempo siempre me mandaste entradas para tus conciertos. Decidí ignorarlas, decidí quedarme con las migajas que me habías dado. Me cambié de casa, decidí empezar desde cero otra vez, ahora, estoy en un barrio decente en Tokyo, mi trabajo me ha costado llegar hasta aquí —Cariño, ¿estás lista? Debemos de presentarnos con nuestros vecinos— en sus manos llevaba los regalos que daríamos —Estoy lista— respondí, primero fuimos con nuestros vecinos de ambos lados, después con el del piso de abajo —Parecen buena gente— susurré —Llegamos a un buen condominio— me respondió, tocamos el timbre de nuestro vecino de la planta de arriba.

Mis ojos chocaron con los de mi vecino y sonreí, él solo frunció su ceño al verme —Hola, buena tarde, esperamos no molestar, pero...— mi pareja me robo la palabra —Somos sus vecinos del piso de abajo, esperamos llevarnos bien con usted—  extendí el pequeño presente y lo tomó —Un gustó, soy Aoi— lo dijo sin apartar su mirada de la mía, ¿Cuántas probabilidades habían? —¿Porque me pasa esto?— pensé, mi pareja dijo nuestros nombres antes de hacer una reverencia e irnos, escuché el cerrar de su puerta y un enorme nerviosismo se apoderó de mi —¿Estás bien?— preguntó mi pareja —Lo estoy, no te preocupes— pasaron semanas hasta que lo vi de nuevo, ambos en el elevador —Asi que ¿Ya no eres un alma libre?— preguntó —El que este con alguien, no significa que no sea libre— respondí —Nunca te vi en mis conciertos— dijo —Jamas fui— agregué —Ya veo— ninguno dijo algo más, es cierto que le tensión se sentía a flor de piel —Lamento lo que paso— dijo en voz baja —Yo no, aprendí mucho de eso, por ejemplo— se abren las puertas del elevador —Nunca tendrás el mismo valor que tienes por la otra persona— bajé del elevador y caminé hacía mi puerta, saqué mis llaves y abrí; un segundo después de entrar y que la puerta cerrará, me deslice por ella y dejé caer mis cosas al mismo tiempo que mis lágrimas tocan al suelo —Se supone que ya no me dolerias— mencioné entre lágrimas. Esa misma tarde, durante la cena tocaron la puerta —No te preocupes cariño, iré yo— dijo mi pareja, se puso de pie y abrió la puerta, yo seguía comiendo, me servi un poco de agua cuándo, de la nada escuché tu risa —¿Que haces aquí?— pensé —No lo invites a pasar, no lo invites a pasar— rogaba internamente —Claro, pasa— escuché  —Cariño, mira, nuestro vecino nos hace un visita— en una mano traía una botella de vino y en la otra una caja de chocolates —Espero que los chocolates te gusten— me extiende la caja, los mire y me di cuenta que eran mis chocolates preferidos —Gracias— los tomé nerviosamente y sonreí —Esos chocolates son difíciles de conseguir ¿No?— preguntó mi pareja —No cuándo conoces a la persona correcta— nuestra respuesta al unisono provoco que nuestras miradas chocarán. Aoi y Toru; al parecer se llevan bien, ambos comenzaban a pasarse de copas —Toru, ya han tomado suficiente y tienes junta mañana— mencioné —Pero, mi hermano, no puede siquiera ponerse de pai— ambos se ríen y repetían la palabra "Pai", parecían niños, de la nada Toru cayó sobre las piernas de Aoi y se quedó dormido —Mi hermano se quedó dormido— dijo mientras arrastraba las palabras —Deja de jugar Yuu y habla bien, sé que aguantas más que esto— me cruce de brazos y él me miró —Vaya que lo recuerdas— dijo con normalidad —Ahora retiraté, no tienes nada que hacer aquí— tomé la caja de chocolates y se la regresé —Vine para que limemos asperezas— se puso de pie, mientras acomodaba a Toru en el sillón, me tomo de la muñeca y comenzó a hablar —Aquella vez estaba cegado, comenzaba a tener todo lo que una vez deseé y el que una modelo como ella se fijará en mí, fue demasiado; se que te lastimé con lo dije, sinceramente no te merecías esas palabras— lo miraba directo a los ojos —No sé que responderte, ha pasado demasiado tiempo y esas palabras no han logrado salir de mi corazón, me siguen lastimando— mis ojos se llenan de lágrimas —Vete, por favor vete— pegué la caja de chocolates a su pecho —Sabes como soy y no me daré por vencido tan fácilmente— se acercó y beso mi frente —Te extrañé pequeño Narciso— dio media vuelta y salió del departamento, sonreí como idiota al escuchar de nuevo el apodo que una vez me regalaste —Pequeño Narciso— pensé —Y yo a ti, pequeña Malva— susurré en voz baja.














Siento que esté capítulo está corto, pero me gusta como quedó.
¿Les ha gustado hasta ahora?

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