Treceava Pagina

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Fecha:31/09/17  Hora:23:56 hs

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Fecha:31/09/17  Hora:23:56 hs

Estoy muy asustado diario, mi corazón palpita al mil por hora, puedo sentir como la sangre de mi cuerpo corre por mis venas, mi ser se comprime en un plano inexistente y mi cabeza no deja de dar vueltas cual trompo.

Te confieso que hace un momento corrí a la sala de abajo, me escapé de la habitación, quería saber en qué lugar estaba Karen. ¿La razón? Mi actual cuidador me contó que todo lo de la caja es mío y yo no entendía porqué Karen me arrebató los dibujos de su hermano, si según el hombre a mi cargo todo lo de este cuarto es mío; si diario, Karen y yo somos hermanos, aún puedo recordar las palabras de mi cuidador.

—No lo sabias. —exclamó al ver en mi rostro un gran desconcierto y furia.

Al parecer, mi antigua cuidadora lo oculto. ¡Maldita!

Admito que después de esa charla empujé al mayor y salí corriendo, necesitaba respuestas. Fue muy fácil despistar a los tipos de batas blancas, la adrenalina del momento provocó que fuese más rápido al punto de lograr salir.

Después me encontré con una sala dividida en muchas habitaciones, este lugar es oscuro y muy tenebroso, el pasillo es gigantesco y las habitaciones por lo general están cerradas. Sentí incomodidad al ver algunas paredes arañadas y sangre en el piso, por lo que pude observar, hay más personas aquí. Algunos hablan solos, mientras otros caminan en silencio, tuve un poco de miedo, pareciese que cada quien está en su mundo, todos tenían un parecido muy similar a Karen, su vista perdida y brazos caídos.

Pero a pesar de todo esto no pude encontrar a Karen por ningún lugar, por más que gritara su nombre como loco; necesitaba hablar con ella, quería saber la verdad, pero en cuanto más me esforzaba menos conseguía encontrarla.

Estuve así por mucho tiempo, parecía una eternidad, hasta que uno de esos señores con bata me atrapó, trate de soltarme y sin querer herí su brazo, ante tal acto solo me trajo de regreso, no sin antes mencionar que si volvía a hacer algo me pondría el listón rojo. Repitió tantas veces que yo ya no era un niño y debía afrontar las cosas con madurez.

Ahora me encuentro con mucho enojo, puedo sentir el palpitar de mi corazón y mi alma pide a gritos que la busque, por mala suerte, el día de hoy no podré hacer nada, acaban de poner un gran barrote en mi puerta por primera vez en mucho tiempo.

Según leí en el cartel de afuera, soy un peligro para todos.

Secretos entre Paredes√√Donde viven las historias. Descúbrelo ahora