Capítulo 9 " El tiempo lo dirá"

539 63 25
                                    


Las clases ya habían terminado, al no ver a Kagami en todo el día entró en mi una grande preocupación, pero ¿Qué podía hacer si estaba amarrada a Alya? No podía dejarla e ir a ver a Kagami. Ella simplemente no lo entendería y no me permitiría ir. Estuve esperando en la entrada del colegio a Alya, pues se había ofrecido para llevarme a mi casa.

-¿Marinette? - Dijeron desde atrás. Voltee, Eran Rosita y Juleka. -¿Y Kagami?- Miraron a todos lados buscándola entre los demás estudiantes.- ¿Donde está?- Me preguntaron un poco ansiosas.

-No lo sé... - Respondí mientras agachaba mi cabeza. - En la mañana la vi cerca de mi casa, creí que vendría pero no fue así. Temo a que le haya pasado algo.

- ¡Entonces vamos a su casa! Con suerte y la encontramos ahí.

-Es que... - Voltee a ver a Alya. - Lo siento, chicas, pero no puedo ir.

- ¡¿Qué?! ¿Porqué no?

- Alya se molestará.

-¡Demonios! Debe entender que tienes otras cosas que hacer. Además está ocupada con la profesora.

-Si pero... - Rosita se acercó más a mi, me tomó de los hombros y me sacudió con fuerza hacia adelante y atrás.

-¡Nada de escusas! ¡Es nuestra amiga!

No me dejo responderle. Me jaló con dirección a su auto.

-¡Marinette! - Reconocí esa voz inmediatamente, era Alya y, claro, sonaba molesta.

-¿Ahora me vas a dejar por ellas?- Cruzó sus brazos y movió su cabeza en señal de desaprobación.

-Es una emergencia. - Comentó Juleka.

- Ah entiendo. - Se quitó sus lentes y los limpió con su camisa. - En tal caso debo ir con ustedes. Nos miramos las tres un tanto preocupadas, sabiamos que sería algo complicado ir con Kagami sí Alya nos acompañaba.

- Ah Alya, debo decirte algo...- Dijo Rosita mientras la tomaba del brazo y la alejaba de nosotras.

Se alejaron unos metros, los suficientes para que no escucháramos su platica. No tengo idea de que le dijo pero Alya empezaba a verme de una manera rara. Una vez que Acabaron se acercaron nuevamente con nosotras.

- Bueno, espero que les vaya bien. - Alya me tomó del hombro y me sonrió. - Iré a casa a terminar los deberes de hoy. - Se despidió y se retiró.

- A ver, a ver. ¿Que pasó aquí?- Pregunté confundida y al mismo tiempo algo asombrada.

-¿De qué?-Respondió la rubia desviando su mirada.

-Sobre Alya. ¿Qué pasó?

- Ah, pues le dije que estabas enferma y no querías incomodarla además de que te daba pena contarle eso a ella.

-Bueno... ¿Y que se supone que tengo?

-Pues...- Rosita miro su teléfono. - Mira, no hay tiempo para dar explicaciones. Subamos rápido al auto, Después te explicó.

Hicimos como Rosita dijo. En unos cuantos minutos llegamos a casa de Kagami. Alejandra nos dejo entrar, se sentía orgullosa de que Kagami al fin tuviera amigas. Nos recibió con tanta alegría; abrazos muy fuertes para alguien de su edad, besos en la frente y jalones de cachetes. Un amor un poco doloroso.

-¿Está Kagami? -Pregunté preocupada.

-¿No estaba contigo?

-¿Eh? No. Hoy no fue al colegio, por eso hemos venido a verla...

A través de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora