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-¿Porqué enfermaste tan de repente?

Me quedé en silencio mientras me arropaba en la cama. Esa tarde quise quedarme en cama, Sanji había ido a la habitación en la noche para lo mismo de siempre pero le había inventado que me sentía mal.

-Lo siento, creo que ayer te llevé más allá de tu límite.

-No tienes porqué disculparte si piensas que no has hecho nada malo. Además, no te disculpes con alguien como yo. Solo... solo soy tu juguete ¿no?

Me sentía feliz por su disculpa pero luego recordé la realidad así que me hundí aún más en mi miseria.

-¿Juguete?- alzó una ceja dudoso.

-¡No me digas que lo has olvidado! ¡Es lo primero que me dijiste cuando nos conocimos!

Puso un dedo en mi frente y empujó mi cuerpo suavemente hacia atrás dejándome acostada.

-Bien dicho, parece que conoces tu posición.

Molesta me dí la vuelta, tiré de las sábanas para cubrirme más cosa que hice sin éxito ya que Sanji estaba sentado sobre estas.

-Da igual, siempre será así.

-Bien dicho.- sentí su respiración en mi cuello.- Serás mi juguete de por vida.

Besó mi cuello sin reservarse, dió pequeños mordisquitos haciendo que me estremeciera.

-Ahora tengo más ganas de hacerlo.

-Espera, ya dije que no me siento bien.

-Deja de actuar, se ve en tu cara que lo estás fingiendo.

A Toy [Sanji X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora