Capítulo 3. El pacto

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TAYNA

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TAYNA

Él está parado frente a mí, con unos brillantes ojos.

Respiro agitada. ¿Y sí me ataca? ¿Y sí me hace algo? ¿Corro? ¿Grito?

Observo a todos lados. Pidiendo ayuda en silencio ¿y sí es un loco? No hay nadie. Solo a lo lejos se escuchan los gemidos de alguien. Supongo filman otra escena.

— ¿Cómo entraste?—mis manos tiemblaban mientras guardo mi cosmetiquera de nuevo.

—Como todos —masculla con cuidado. Como si temiera que salga corriendo.

— Es decir que ¿vinieron más?—rompe en una risa que me pone los pelos de punta.

—Por el momento, solo yo.

— No estoy entiendo de que va esto ¿eres nuevo? O ¿me estás siguiendo?

— Nuestra conexión en el club fue espectacular—una sincera sonrisa se forma en sus labios.

— Lo siento. Solo necesitaba alguien en quien poner los ojos mientras bailaba. Así se me quitan un poco los nervios — ¿me siguió por qué creyó que me interesaba?

—Lo sé. Solo. Quería verte de cerca — da un paso hacía mi

— ¿Cómo entraste? —vuelvo a preguntar con más precaución. Si hace algo, salgo corriendo.

— El de la puerta me dejó entrar. Somos amigos — sonríe de nuevo. Tratando de calmarme. —Voy llegando—eso me relaja un poco. Con razón no lo había visto.—Te quiero invitar a tomar algo.

—No, gracias. Estoy cansada —clava sus ojos en mi escote. No puedo evitar una pequeña sonrisa. Si no puedo arreglar las cosas con Leo, juro que voy por él.

— Bueno. Si no resuelves lo de tu novio, no dudes en hacer lo que dice el papel que te dí. Te ofreceré un trato mejor — camina a la salida dejándome confusa.

A mi mente regresa el papel perfectamente doblado en mi mesita de noche. No lo leí. Simplemente lo metí ahí.

Lo veo irse despacio. Me apuro a terminar de maquillarme y corro a tomar un taxi para ir a la casa de Leo. Cuanto estoy frente su puerta toco el timbre. Espero paciente unos segundos mientras me cierro el abrigo. En estas fechas hace frío, demasiado diría yo. La puerta se abre y aparece él con el torso al aire.

— ¿Tayna? ¿Qué haces aquí? —unas manos femeninas rodean su torso y una rubia me mira por encima de su hombro.

Las lágrimas cubren mis ojos mientras espero respuestas. Tal vez fue mi culpa. Yo lo lance a los brazos de otra mujer.

— ¿Vuelves? —le pregunta la mujer y él no quita su mirada de mí. Parece haberse petrificado.

Entiendo todo. Mi corazón se encoge. Quiero llorar y alejarme pero también quiero pedirle que regrese conmigo.

Pacto Perfecto: De Pornstar A  Mascota Del Demonio (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora